tag:blogger.com,1999:blog-56821679647285190742024-03-20T00:49:06.125+01:00ConfesionesBlog de reflexiones personales sobre la experiencia vivida de la cárcel, la justicia, la sociedad, la perspectiva cristianaUnknownnoreply@blogger.comBlogger87125tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-16997775914743741482013-04-28T14:46:00.000+02:002013-04-28T14:47:03.201+02:00Diario (65) 12 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">10:50 Todavía no han llamado para
recoger la medicación. Ayer noche el <i>asturiano</i>
volvió a bromear con el <i>abuelo</i>, quien
de nuevo se enfadó. ¡Qué paciencia! Acabó llorando pero finalmente ambos se
dieron un apretón de manos y se reconciliaron. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>abuelo </i>no ha querido que lo bañe. Se
levantó de mal humor. El <i>asturiano</i> le
regaló dos camisetas y yo un cinturón. Seguimos sin que respondan a la
instancia en que le solicitamos ropa. Se desespera. Además, creo, se ha orinado
en la cama esta noche y por eso está más malhumorado que de costumbre. Desde
que ha llegado nadie lo ha visitado y no lo han llamado para ninguna revisión
médica. Es difícil entender el modo de proceder que tienen en prisión. Un hombre
tan mayor y que llega del hospital ¿no debería tener un seguimiento especial?
Interno parece sinónimo de animal, aunque creo que hay animales mejor tratados.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hago
limpieza diaria en la celda y los aseos pero no soy capaz de que el olor a
talego se vaya. Estoy un poco obsesionado con el tema de la limpieza pero se
debe a que ya en la otra ocasión en la que estuve aquí sufrí una invasión de
esos bichitos, parásitos, que se adhieren a la piel y te chupan la sangre. Comienzan
por las zonas genitales y se extienden por todo el cuerpo. Voy a pedirle al ATS
un gel antiparasitario, por si las moscas. Mejor prevenir. Me ducho a diario y
lavo mi ropa personalmente, no la envío a la lavandería. Alguna incluso la
mando a casa. Quizás la cortina de la ducha es la responsable.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Son
las once y no avisan para recoger la medicación. Es increíble. Si un día llegas
dos minutos tarde a recogerla te echan una soberana bronca pero cuando son
ellos quienes se retrasan, hoy ya dos horas, no puedes decir nada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 11:30 nos reparten las medicinas. Ya me esperan el capellán y mi compañero
de curso. Éste último me comenta que el abogado de Madrid ha ido a Milán, por
otro caso, y no ha podido venir a verme. Ya ha leído la Sentencia y las Actas
del juicio. A ver qué visión se ha hecho de la situación. Por lo visto, mi ex
compañera de instituto lo llama continuamente por teléfono y el otro día le
aconsejó tranquilizarse y le advirtió que él no trabaja bajo presión.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 12:00 locutorios. Encontré bien a todos. Me cuentan que las niñas se
quedaron en casa de unos amigos y que mañana celebrarán el cumpleaños de la
pequeña. También me cuentan que han desviado el teléfono fijo al móvil para que
mamá esté más tranquila y salga algo de casa. Les cuento anécdotas de la celda
y los inquilinos en plan socarrón para que se rían un poco.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Papá
me dice que me cobran 900 euros por el seguro del coche así que le digo que lo
dé de baja. También me ha llegado la documentación para la Declaración de la
Renta y se ha encargado de cumplimentarla. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 18:10
Los sábados se hacen eternos por las tardes. Llega la Semana Santa. Muchos días
festivos. En prisión son más largos que los laborables. No voy a poder celebrar
los oficios de la Semana, el capellán no vendrá todos los días. Bueno, vivir en
prisión es vivir la Pasión. Aunque hoy me falta ánimo para rezar. Me falta
fuerza y tengo miedo a derrumbarme. Me siento cansado. El ver alrededor tanta
injusticia me hace sentir mal. El no ver el sol me hace vivir en tinieblas. El
estar rodeado de personas cuya cordura no es demasiada agota. El ambiente es
muy adverso y no sé qué es lo que quiero. Necesitaría un poco de tranquilidad,
menos tensión, salir a pasear aunque fuese bajo la lluvia. Procuro sonreír
siempre a todos pero, ahora, tengo ganas de reventar a llorar. Me gustaría
algún momento de soledad para poder liberar el almal el corazón.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Escribo
a una señora de una de las parroquias, a mi ex compañera de instituto y a un
joven que fue monaguillo. Sólo me
apetece escribir. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Delante
de mí tengo la imagen de un rostro de Cristo ensangrentado. Me mira y lo miro.
Sus ojos parecen hablarme. <i>“Cuento
contigo para darme alegría…” </i>reza una de las frases impresas junto a esta
imagen. Alegría. Un santo triste es un triste santo. Hay que vivir con alegría,
ésa que sólo el Señor nos da. La tristeza es aliada del enemigo. Mirar ese
rostro ensangrentado del Señor, sin embargo, me llena de tristeza. La
injusticia cometida con Él es la mayor de la historia de la humanidad. Todas
las injusticias no equivaldrían a la cometida con Él. Pero cada injusticia que
se le hace a cada hombre en cualquier época y en cualquier rincón es también
una nueva injusticia contra Él. Él ama la justicia y el derecho. Él ama la
verdad y la honradez. Él ama el perdón y la reconciliación. Detesta el engaño,
la falsedad, la mentira.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Es
sábado, día especialmente dedicado a María. <i>“Te
he dado a mi Madre”</i>, <i>“ámame tal como
eres”</i>, <i>“…hazlo a través de su Corazón
Inmaculado”.</i> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> ¡Señor!
Ayúdame a vivir la alegría en medio de la adversidad. Ayúdame a ser fiel como tu
Madre, a permanecer activo al pie de la Cruz. Ayúdame, Señor, a ser tu Cirineo,
a llevar tu Cruz sin quejarme ni entristecerme. Señor, te amo. No merezco tu
amor. Mi amor es muy poco para ofrecerte a Ti. Mi vida, por dura que hoy sea, es muy pobre,
muy poca cosa, nada… ¡Tú, Señor, mereces mucho más! ¡Tú nos lo has dado todo!
¡Yo quiero darte a Ti mi corazón entero, pero no sé! Ayúdame a saber entregarme
por entero y radicalmente a Ti. ¿Qué es esta celda, esta prisión, esta
injusticia comparada con tu dolor, con tus azotes, con tu Pasión? ¿Qué es la
traición que me han hecho comparada con la traición que Tú has recibido y con
las que sigues recibiendo? ¡Señor, te quiero amar como soy! Sé que tienes sed
del amor de los hombres. ¡Ayúdame a amarte con todo mi corazón, con toda mi
alma, con todo mi cuerpo, con todo mi ser y mi estar!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 19:53
He rezado el breviario. He tomado alguna nota de la segunda lectura del Oficio,
de San Gregorio Nacianceno, obispo: <i>“Si
eres Simón Cireneo, coge tu cruz y sigue a Cristo. Si estás crucificado con él
como un ladrón, como el buen ladrón confía en tu Dios”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i> </i>Creo que también
yo estoy crucificado con Él como un ladrón. Quiero confiar en mi Dios. Quiero
no desesperarme en la cruz y seguir alabando al Señor. Quiero decir como aquél:
<i>“acuérdate de mí, cuando llegues a tu
Reino”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Como
en la otra ocasión que estuve en prisión preventiva recuerdo el pasaje
evangélico del Calvario en el que el buen ladrón ganó el paraíso por
misericordia del Señor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 20:12
Acabo de recibir dos cartas de dos sacerdotes. Uno de ellos, que me sustituye
en las parroquias, me habla de una Carta al director que envió a un periódico y
me envía número de su DNI y del de una catequista. El otro sacerdote, más
joven, muy cariñoso, ha conseguido que sus letras me emocionen especialmente. </span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-36600586407570466152013-04-27T13:57:00.000+02:002013-04-27T13:58:00.927+02:00Diario (64) 11 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 10:30 Nueva jornada. El <i>abuelo</i> se levanta de muy mal humor y no
quiere ni desayunar. Una vez más, insiste en que no sabe por qué está aquí. He
limpiado la celda y los aseos y me he duchado. Preparé una bolsa para enviar a
la lavandería del centro la ropa del <i>abuelo</i>:
un pijama, una bata y un pantalón. A día de hoy todavía no han respondido a la
instancia que envié solicitando ropa para él.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>asturiano</i> no ha pegado ojo en toda la
noche. Sin embargo no ha vuelto a acostarse después del recuento. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
estado buen rato en el economato con el <i>Cabo
</i>y el nuevo encargado. El <i>asturiano</i>
acaba de venir y parece de buen humor. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ayer
hice ayuno pensando que era viernes. Hoy quizás venga mi abogado de Madrid.
Tengo ganas de saber qué piensa y de que me diga algo sobre la realidad de mi
situación y las posibilidades que tengo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Es
la última semana de cuaresma. Estamos ya a punto de comenzar la Semana Santa,
semana grande para todo cristiano. Será la primera vez que en unas fechas así
tenga que estar encerrado. No sé cómo voy a poder celebrarla. Supongo, quiero
creer, que el Señor sabrá perdonar que no sea para mí una Semana Santa normal. Me
uniré a su Pasión y procuraré vivir muy cerca de Él, como su Madre, nuestra
Madre, al pie de la Cruz.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Tenemos
un tiempo invernal. No para de llover y hace mucho frio. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Suena
la megafonía. Como de costumbre, indescifrable lo que dicen. Habrá que hacer un
curso especial para poder entender a quién llaman. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Vigésimo
tercer día. El tiempo sigue su curso y apenas tengo noticias de cómo está mi
situación judicial. Esta temporada a la sombra va a ser larga. Espero no
desesperarme. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Han
puesto en el tablón del pasillo un listado con los internos que tienen una
labor o encargo. Aunque aparecen dos como internos de apoyo, mi nombre no
figura para nada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Añoro
a mi familia: mis padres, hermana, cuñado y, en especial, ¡las niñas! También
se echa de menos a los amigos. Hay personas que me han escrito y cuya
correspondencia nunca hubiera imaginado recibir. Sin embargo, muchas personas
de las que esperaba al menos dos letras, no se han hecho notar. Las razones
pueden ser muchas. Puede haber mil y un motivos pero… los echo de menos. Bueno,
ahora sí sabré quiénes son amigos y quiénes no. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> La
vida es dura. Cuando sonríe, ¡qué bonito es todo! Aunque supongo que también es
falso. Ahora, en esta situación, se puede discernir la realidad con mayor
objetividad. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> No
podré casar al hijo de unos amigos. Lógico que ni siquiera me hayan escrito.
Tendrán a otro sacerdote que pueda celebrar el evento y no querrán entristecerme.
También se casa un primo de Lisboa. Sus padres telefonearon para que fuera yo y
al enterarse de que estoy procesado se quedaron helados. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
amigo que nunca falla, además de mi familia, es Jesús. Me sigue amando. Sigue
viniendo a mí cuando lo llamo. Sigue haciéndose presente entre mis manos cuando
celebro la Eucaristía. Sigue dirigiéndome su invitación a seguirle de cerca: <i>“ámame tal como eres”</i>. ¡Señor, quiero
amarte! ¡Señor, ayúdame a purificarme! ¡Señor, ayúdame a morir al pecado para
vivir solo para Ti!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> ¡Qué
injusta es la vida! Me da mucha pena el <i>abuelo</i>.
Se acerca a mí para rezar oraciones populares que, seguramente, conoce desde
niño. Nadie viene a visitarlo. No parece tener nada ni a nadie. Vive en la más
estricta soledad y tristeza. <i>“Callos en
las manos, callos en el corazón y callos, también, en el cerebro” </i>–me dice-.<i> </i>Mientras recita esta especial letanía
va señalando sus manos, su corazón y su cabeza. Sus ojos están inundados y de
vez en cuando le resbala alguna lágrima. El Auto por el que lo enviaron a
prisión dice que se le acusa del homicidio de su esposa pero que el arma
utilizada, un objeto contundente, no ha aparecido. Creo que uno de sus hijos
está también en prisión. No parece un hombre agresivo, aunque si malhumorado. A
su edad y en este estado no me parece justo que esté aquí. ¿Hay justicia? No
conozco el caso, no puedo enjuiciarlo con objetividad. Siento lástima. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 12:05
He rezado el Ángelus y he concelebrado con el capellán. Estoy ya en la celda de
vuelta. El <i>culturista,</i> que hace las
veces de sacristán y monaguillo, me ha contado que ha estado con la trabajadora
social, amiga de su hermano. El capellán también me ha revelado que en la Junta
de Tratamiento hay desacuerdo con el nombramiento del nuevo encargado del
economato de enfermería. Me dice que después de visitar el módulo de
aislamiento se acercará al economato para que no piensen que él tiene algo que
ver si la Junta decide removerlo del destino. También me ha dicho que un amigo mío
que tiene una floristería en Vigo le ha preguntado por mí y quiere venir a
visitarme. Continúa indicándome que iba a venir el director del centro de Vigo,
de la Obra, pero que decidió posponer esa visita porque todavía no ha venido el
Obispo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Trataré
de rezar la liturgia de las horas antes de la comida. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 15:45
Me ha llamado el <i>griego</i> para que me
acerque al economato. Está el capellán y nos invita a un café. Me llaman los
funcionarios. Ha surtido efecto mi conversación con el <i>licenciado</i> porque me traen, por fin, el televisor. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Comí
un poco de arroz con pescado. He cogido la bandeja de régimen ya que la
ordinaria consistía en empanada y carne. Fui a buscar la medicación y dormí una
siesta. Después cambié el orden de las mesas y taquilla. Para escribir me
resulta más cómoda la nueva disposición y una de las mesas me sirve ahora como
mesilla de noche y no sólo de escritura. Hay que intentar sacar el máximo
rendimiento de lo que tenemos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hoy
está mi sobrina pequeña de cumpleaños. A ver si consigo hablar con ella o con
mi casa para que sepan que me acuerdo. De todos modos le escribiré una carta.
Creo que cumple seis años. ¡Parece que nació ayer! ¡Cómo pasa el tiempo! Tengo
delante una fotografía en la que aparecen las dos hermanas, sonrientes, en mi
habitación. ¡Son preciosas! ¡Cuánto daría por poder estar con ellas unos
minutos! Sabe Dios cuándo podré volver a verlas y a abrazarlas. Tengo miedo de
que cuando llegue ese momento ya no me recuerden. ¿Qué pensarán? La mayor debe
estar preocupada por no verme en tanto tiempo. Uno se da cuenta de lo mucho que
quiere a las personas cuando éstas no están junto a uno. Tengo que hacer
esfuerzos para no llorar. Recuerdo cómo entraban en mi habitación para
despertarme. Dos auténticos torbellinos, gritando: <i>“bacalao, despiértate”.</i> Iban a cogerme folios para dibujar y me
pedían que les encendiera el ordenador o la Play. Los sábados por la mañana se
metían en mi cama, escondiéndose de la abuelita. ¡Qué tristeza no poder estar
con ellas!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 20:53
Me han llamado a locutorio de abogados. Creía que era el abogado de Madrid pero
era el de Vigo. Me ha contado que han admitido el Recurso de casación y que la
acusación también ha recurrido. Lo ha hecho una semana después de haber
recurrido mi abogado. Sobre el Recurso contra mi ingreso en prisión todavía no
han tenido respuesta. Me cuenta que irá unos días a Madrid y luego a Marbella,
a casa de sus suegros.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> De
vuelta en enfermería. El <i>asturiano</i>
bromea con el <i>abuelo </i>y lo enfada
muchísimo. <i>“Si tuviera quince años menos
ibas a saber lo que es una manada de hostias, yo no estoy en un balneario, no
quiero bromas”.</i> Después de los improperios se fue de la celda casi
llorando. Al volver se dirigió a mí para disculparse. ¡Pobre! Me da mucha pena.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Me
acerco al economato. Están el <i>Cabo</i>,
el <i>Segundo</i>, el <i>griego</i>, el nuevo encargado y el ATS. Éste último, como es habitual,
contando chistes. ¡Qué risas nos echamos!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Mañana
sábado cuento con poder estar con mi compañero de curso y ver en locutorios a
mis padres, hermana y cuñado. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Me
he retrasado en ir a recoger la medicación. Parece que me llamaron varias
veces. Menos mal que el sanitario es mi conocido. El funcionario, que ya es el
que hace la guardia de noche, me miró de tal forma que me dio miedo. No me
atreví ya a pedir permiso para telefonear. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
recibido dos cartas. Escribía a las niñas y a mis padres y hermana. Me apetecía
desahogar un poco con ellos. Ahora reina el silencio en la celda. Están viendo
la tele, que por fin es en color. Esperamos a que pase el recuento. Llueve y
hace frío. Una jornada más. </span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-78857060173538117972013-04-26T01:23:00.002+02:002013-04-26T01:23:49.359+02:00Diario (63) 10 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Comienza una nueva jornada. La de
ayer no terminó demasiado bien. El <i>asturiano</i>
estaba enfadado y me contestó de un modo que no me gustó. Me puse serio. Esta
mañana, sobre mi mesa, estaban los tres euros que le dejé ayer. Las caras son
serias. Incluso el <i>abuelo </i>ha
despertado de mal humor. Creo que va a ser un día largo, frío y con los ánimos
alterados. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Intentaré
bañar al abuelo y afeitarlo. A ver si me da tiempo. Tengo que lavar alguna ropa
y ducharme. Son las 9:00 y espero que nos llamen para recoger la medicación.
Hoy cumplo mi vigésimo segundo día aquí. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Trato
de ser amable y de preocuparme por quienes están a mi lado. Debo intentar
restar importancia a lo que digan, uno es mayor y el otro un enfermo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 10:25
He limpiado celda y aseos y me he duchado. También me afeité. Hablé con el
abuelo y quedamos en que hoy lo afeito y mañana se baña. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
estado en el economato. Estaban dos funcionarios, el <i>Cabo,</i> el <i>Segundo </i>y el
nuevo encargado. Llegó la sanitaria en plan guerrillero y nos echamos unas
risas. Hubo dos frases del <i>Cabo</i> que
me llamaron la atención. Una la refirió a sí mismo en respuesta a la sanitaria:
<i>“sí, yo soy el chivato de los
funcionarios y ellos me protegen”. </i>La otra, me molestó profundamente, la
refirió a mí: <i>“Este ríe mucho, ya reirá
menos cuando le bajen de Madrid los años que le caerán”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
tono en que habló no me hizo gracia ninguna. Parece que le moleste que uno se ría
y que le alegre el mal de los demás. Da la sensación de que desea que me llegue
una condena firme. Desconozco qué daño le he podido hacer pero su propósito
parece ser el de poder fastidiarme. No llega con que ley y jueces nos traten de
modo injusto, siempre hay un recluso dispuesto a mofarse y a ser más injusto
todavía. No quiero darle importancia pero me molesta la actitud prepotente de
este individuo. Por desgracia no es el único espécimen así en prisión. ¿De qué
se jactan? ¿De ser más presos que un recién llegado? ¡Menuda presunción! No
creo que el decir que se llevan nueve, diez, o los años que sean, sea título
honorífico de nada. Parece que aquí dentro algunos piensan que por llevar más
años tienen más méritos. Los tendrían, podría afirmar, si hubieran aprendido a
tratar a los demás con comprensión, con respeto, con educación, en definitiva,
con humanidad. <i> <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Apareció el
educador, que me preguntó por el <i>automovilista</i>,
para entrevistarse con él. Aproveché a decirle que el <i>abuelo</i> no tiene NIS (carné de identificación interior) y tomó nota.
Le advertí que envié una instancia solicitándolo y lo acompañé hasta la celda.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Espero
a que el capellán me llame para ir a celebrar. En televisión hablan del posible
alto el fuego en Irak. Parece que se acabó lo peor y se dice que Sadam pactó la
rendición. El educador se va ya. Ha estado unos ocho minutos en la celda. Me ha
dicho que habría que poner un flexo en mi mesa. Al menos se ha dado cuenta de
ese detalle. Es de agradecer aunque supongo que no servirá de nada el que haga
esa observación.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hoy
la megafonía no para de sonar para llamar a distintos internos. Todos salimos
al pasillo para preguntar por quién se llama. Está tan alto el volumen que se
distorsiona el sonido y no se entiende nada. Por mucha paciencia que se tenga
no es fácil conservarla. Uno pierde los nervios. Parece que jueguen con
nosotros. ¿No deberían de preocuparse de subsanar estos problemas? ¿No deberían
molestarse en llamar personalmente al interno en cuestión al saber que no
funciona bien la megafonía? En cada celda hay un interfono. Por lo visto,
cuando el funcionario pulsa un botón desde la cabina, puede escucharnos aunque
desde la celda tampoco se logra oír nada. ¿Tan complicado es arreglarlo para
que nos escuchemos mutuamente? ¿No sería más fácil llamar a cada celda? No sé
si lo veo todo negro y me dejo llevar por el pesimismo pero da la impresión de
que nos tomaran el pelo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 12:45
El <i>Cabo</i> ha venido a buscarme para
acompañarme a la capilla. He celebrado la Misa e hice la charla con el
capellán. Me propuse hacer con él la charla y confesarme con mi compañero de
curso cuando viene a visitarme cada semana. Me ha hablado de la paciencia y de
visión sobrenatural. Me dice que aquí hay muchas envidias y que, seguro, es
donde más se nota. Se ha ofrecido para que mis padres lo llamen cuando haga
falta. Al preguntarle si algunos internos que han hablado conmigo podrían venir
a Misa me aconseja esperar y pensarlo. Cree que es mejor no acceder para que no
crean que a través de mí puedan conseguir del capellán lo que quieren. Me habla
también de vivir la Semana Santa cerquita de Dios y de que la labor que me han
encomendado me puede ayudar. Me aconseja hablar con frecuencia con la directora
de enfermería pero le advierto que sólo lo haré si ella me llama. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hoy
me toca luchar contra la tristeza. Siento que quiere apoderarse de mí. Puede
que el motivo sea el tiempo que llevo aquí pero creo que me influyen, sobre
todo, estos pequeños detalles de la vida diaria con los demás reclusos: las
picadas del <i>Cabo</i> y sus maniobras, los
cambios de humor del <i>asturiano</i>, la
situación del <i>abuelo</i>…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Por
enésima vez en el día el <i>abuelo</i> se dirige
a mí para preguntarme por qué está aquí y que cuándo arreglamos su situación.
Le he dicho que vaya a comer y que esté tranquilo. Me respondió que no puede,
que está preocupado. El <i>asturiano</i>
entra a la celda a coger los cubiertos plásticos y el agua. Le digo hola y, sin
mirarme, expresa: <i>“está la comida, si
quiere comer”</i>. Sigue enfadado conmigo y todo por preocuparme de si se había
cortado o no con la cuchilla una vez más. No iré a comer. Ofreceré el ayuno por
la convivencia en nuestra celda y aprovecharé para rezar la liturgia de las
horas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 16:30
He conseguido dormir bien durante la siesta. Parece que vuelve a reinar la paz.
El <i>asturiano</i> me ha pedido perdón y se
ha acercado a hacerme cosquillas mientras dormía. Ahora estamos despiertos
todos menos él, que llegó incluso a llorar al pedirme disculpas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
tiempo ha cambiado y ha llovido a cántaros. Se vuelve a sentir frío en la
celda. Aprovecho a afeitar al <i>abuelo</i>,
que se queda todo contento. Menos mal. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 20:40
Hoy he recogido la medicación pero no me he detenido a hablar con el ATS porque
estaba muy ocupado. Ya estamos
chapados y esperamos a que pase el funcionario para hacer el recuento. He
respondido a las Carmelitas, al Obispo y a las otras dos cartas que recibí. Hoy
recibí carta de una niña de una de las parroquias y procuraré contestarle ya. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Una
jornada más.</span><span style="color: red;"><o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-64654987454108954492013-04-24T23:23:00.000+02:002013-04-24T23:23:58.756+02:00Diario (62) 9 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 10:18 Ayer noche nos despachamos
a gusto el <i>automovilista</i>, el <i>asturiano</i> y yo, hablando de lo injusto
que nos parece el hecho de que un recluso tenga “poder” sobre los demás y que
pueda atribuirse funciones propias de los
funcionarios. No citamos a nadie, pero sabíamos todos de quién
hablábamos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Esta
mañana a las ocho, en el recuento, al entrar a la celda con el funcionario, el <i>Cabo </i>soltó a bocajarro un <i>“¿vosotros qué?, ¡estáis de charla toda la
noche y por la mañana no hay quien os levante!”.</i> Mientras espero en la procesión
para recoger la medicación, el <i>Cabo</i>
se dirige a mí para decirme: <i>“con
vosotros ya hablaré yo, a ver qué es eso de lo que tanto «palicais»”</i>. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>Segundo</i>, en el economato, me dijo que
antes dormía en una celda que estaba sobre la nuestra y que se oía todo lo que
se decía debajo. Sólo faltaba que el <i>Cabo</i>
se enterara de lo que hemos estado hablando. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ya
limpié el chabolo y fui al economato. He estado con el nuevo encargado. Me ha
hablado bien. Me llamó la atención el que esté siguiendo un tratamiento de
metadona para desintoxicarse. El economato lleva consigo la responsabilidad de
tener que manejar peculio. Los funcionarios y médicos pagan con dinero de curso
legal, no con los billetitos de juguete que nos dan a nosotros. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
subido al servicio de la planta superior. Siempre lo hago. Aunque en la celda
soy yo quien limpia es muy difícil mantener la higiene al cien por cien. El <i>abuelo</i>, sobre todo, siempre “mea fuera
de tiesto”. En seguida voy con la fregona pero…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
capellán todavía no ha llegado. Tampoco nos han entregado aún el peculio y son
las 10:45. Algo que me desconcierta mucho es la anarquía existente para cumplir
los horarios. Unos días son muy estrictos en el cumplimiento del horario y
otros no lo son nada. ¡Paciencia! Estamos, no hay manera de olvidarlo, en
prisión. No quiero imaginar cómo serán las cosas en los otros módulos cuando,
según dicen, enfermería es el paraíso de prisión.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
pesar de ser miércoles tampoco me han entregado todavía el televisor. No sé
nada del juego de cama que me retuvieron y no me han dado respuesta a las
instancias sobre la visita de amigos y para que mis padres puedan recoger lo
que me retuvieron cuando ingresé. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Se
ha terminado el papel higiénico. He tenido que comprar en el economato. Setenta
céntimos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> No
dejan que te traigan sellos, ni bolígrafos, ni jabón, ni champú… Hay que comprarlo
en el economato o solicitarlo por demandadero. Comprendo que se venda café,
tabaco, bebidas, galletas y otros productos que no sean imprescindibles. No
entiendo, sin embargo, que nuestras familias no puedan traernos algunas cosas
(sellos, sobres, papel, bolígrafos…). ¿También hay que hacer negocio aquí?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> La
vida en prisión siempre da sorpresas. Quiero conseguir un Reglamento para
ponerme al tanto de las normas, derechos y deberes de internos y funcionarios. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Uno
de estos días, una funcionaria me advirtió que no podían enviarme sellos en las
cartas. Antes de entregárnoslas, las abren para ver qué contienen. Me insistió
en que debían ingresarme dinero en peculio y debía comprarlos aquí. Otros
funcionarios, sin embargo, me los han entregado sin ponerme pegas y sin
amonestarme. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Reconozco
que soy un privilegiado en tanto en cuanto me han permitido, hasta ahora, traer
folios, bolígrafos, sobres y hasta una maquinilla de afeitar de doble hoja,
recargable. Incluso me permiten tener libros en la celda. Personalmente no soy
de los que tengan mayores motivos para quejarse. Pero veo injusticias que se
cometen con los demás y me revuelven por dentro. Las normas no parecen las
mismas para todos. Hay diferente trato para los internos. Se conceden
privilegios a unos y a otros no se les deja ni respirar. Se nos trata como a
bestias y cualquier cosa que se nos permita o conceda parece un favor que se
nos está haciendo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 19:10
He rezado la liturgia de las horas y después de celebrar la Misa me acerqué a
la biblioteca. El capellán, como de costumbre, fue visto y no visto. Venía con
dos voluntarias. Cuando terminé la celebración le entregué la llave de la
capilla a la interna que está en la biblioteca. Tomé prestadas las Normas de
Régimen Interior –Régimen ordinario- del Centro Penitenciario. Lo he estado
leyendo y he tomado algunas notas. La verdad es que entre el Reglamento y la
realidad que vivimos no hay un gran parecido. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>automovilista</i> ha subido a la celda y
ha estado un buen rato de charla conmigo. Se quedó sin comer porque vino a
entrevistarle la psicóloga. ¿No conocen nuestros horarios?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 19:15 pasa el recuento y se reparte la cena a continuación. El joven de la mascarilla
me pide cinco euros. Dice que el viernes me los devolverá. El <i>asturiano</i> está malhumorado pero no me
dice la razón. El <i>abuelo</i> no tiene
carné de identificación interior y he de solicitárselo por instancia. No le han
ingresado nada en peculio. Me ha dejado leer un auto de prisión preventiva contra
él por homicidio. Lo han destinado a un centro psiquiátrico y, posteriormente,
de la prisión de A Coruña a esta de A Lama. Cuando llegó lo trasladaron al
hospital hasta que lo trajeron de vuelta otra vez. Ahora cenan y aprovecho para
escribir. Trataré de llamar por teléfono cuando baje a por la medicación. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Me
acerco a buscar un flan para el <i>asturiano</i>.
El que viene de encargado para el economato está en el office repartiendo
bandejas. Ahora entiendo por qué el Cabo rechazó mi ayuda cuando se la ofrecí. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
que fue mi interno de apoyo está muy amable conmigo. Bromea cada vez que me ve.
Ya es tarde. Me demostró ser como los demás, <i>“cada uno a lo suyo”.</i> Supongo que, aunque triste, no es extraño. En
definitiva, aquí, como en la calle, cuesta vivir las virtudes humanas y, al ser
pocos, treinta y uno, y en situación tan extrema, peor aún. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
podido hablar por teléfono con mamá y con la chica. Me han entregado cuatro
cartas. Entre ellas una del Obispo y otra de las Carmelitas de clausura. Esta
última me ha hecho saltar las lágrimas. Estamos unidos por las rejas, me
escriben. Junto al Señor lo importante es el Amor. Una estampa que me hacen
llegar me invita a reflexionar detenidamente. En ella está impreso <i>“ámame tal como eres, si esperas a ser
perfecto, nunca me amarás”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> ¡Ámame
tal como eres! Esto me pide el Señor. Y que lo ame aquí, en la cárcel, entre
rejas. Mis hermanas Carmelitas me recuerdan que mucho me debe amar Dios para
que me deje abrazar esta Cruz. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Dómine,
ut vídeam!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <i>“Hijo mío, déjame amarte, quiero tu corazón”.
</i>Señor, quiero amarte y entregarte plenamente mi corazón. Ayúdame a clavarme
junto a Ti en la Cruz. Ayúdame a ser todo tuyo, siempre tuyo, ahora tuyo, en
prisión tuyo, en libertad tuyo. ¡Ayúdame, Señor! Ayúdame a decir <i>fiat</i>, como Tú lo has hecho, como tu
Madre lo ha hecho. </span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-9770658983401624972013-04-22T21:25:00.000+02:002013-04-22T21:26:07.834+02:00Diario (61) 8 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El capellán ha llegado hoy a las
diez, muy temprano, y hemos concelebrado. Después me vine a la celda y me
dediqué a responder las cartas que recibí ayer.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
tenido vis a vis y he encontrado a mamá un poco baja de ánimo. Le dolía la
cabeza. Encuentro muy nerviosos a mis padres. Ha venido mi hermana también. Me
dice que las niñas quedan encantadas cada vez que reciben carta mía. La mayor
ya no le pregunta por mí a ella. Le ha preguntado a la chica que trabaja en
nuestra casa y a una amiga. Cuando llegó su padre de Barcelona tampoco le
preguntó si había estado conmigo. Sabe que la han engañado y que no estoy en
Barcelona. La pequeña pregunta constantemente cuándo volveré. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> De
vuelta en el módulo, el ATS al que conozco me da la medicación y me pregunta
por mis padres. Luego, al subir al economato, me presentan al interno que el <i>Cabo</i> ha traído para sustituir al <i>griego</i>. Aunque éste estaba empeñado en que fuera yo
quien lo reemplazase, el <i>Cabo</i> lo
estaba en traerse a un amigo suyo. Lo instaló en una celda del segundo piso, de
las que son de cuatro internos, aunque está solo. El <i>Cabo</i> está ya contento. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Estoy
convencido de que ha sido el <i>Cabo</i>
quien se ha encargado de preparar toda la maniobra para que me hicieran interno
de apoyo y poder así traer a su amigo como encargado del economato. En prisión
no son precisamente los funcionarios quienes mandan. Ni en la enfermería son
los médicos quienes organizan la vida de los internos. Ellos tienen, es verdad,
la última palabra, claro. Pero, en realidad, siempre hay un interno de
confianza que es quien pincha y corta, quien hace las cosas a su gusto. Cuando
estuve preventivo era el <i>Cabo</i> quien
se encargaba de asignarle celda al interno que llegaba y quien le daba una
ocupación o responsabilidad en el módulo. El que está ahora hace lo mismo.
Criticaba al anterior pero, sin embargo, él no es mejor, ni mucho menos. Al
menos el anterior era correcto, educado, guardaba las formas. El que está ahora
todo lo soluciona a base de gritos. A mí, al menos de momento, me respeta. No
creo que lo haga por ser quien soy, sino más bien porque sabe quiénes están
pendientes de mí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Está
claro que el capellán sabe de prisiones más de lo que yo haya podido aprender
en este tiempo. Sin embargo, me molesta que no haya hecho nada por conseguirme
un destino como auxiliar suyo. Tendrá sus razones. Seguro que, entre ellas, la de
no perjudicarme; pero no lo entiendo. ¿Por qué el <i>Cabo</i> es su auxiliar a pesar de que ya tiene destino y de que yo soy
sacerdote?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>Cabo</i> está condenado por narcotráfico.
Acaba de cumplir una condena por el sistema penal antiguo, con redención de
pena por trabajos realizados, es decir, disminución de tiempo de cárcel. Sin
haber salido en libertad ha comenzado a cumplir otra por el nuevo régimen de
cumplimiento. Según éste ya no se concede redención sino créditos. Por las
tareas realizadas se otorgan recompensas: vis a vis extraordinario, llamada
telefónica, etc.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> No
conozco bien esta nueva legislación, tendré que estudiármela. No obstante, sólo
por lo que ya se induce, puede afirmarse que es el resultado de una mentalidad
que no sólo no entiende las prisiones y su funcionamiento, sino que, además, no
cree ni en la rehabilitación del interno ni en su reinserción. Persigue,
únicamente, calmar a la opinión pública haciendo hincapié en que todo
delincuente pagará íntegramente su pena. Una mera estrategia política para
imponer una falsa idea de orden público y social. Una hipocresía más, entiendo,
de nuestra civilizada y avanzada sociedad. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Mi
experiencia, hoy, me hace pensar que no existe honradez ni limpieza en el
sistema judicial y en la política. Todo se mueve por intereses ideológicos,
económicos, políticos,… del tipo que sean. Demasiado egoísmo e intereses
particulares en contra de la prevalencia de la búsqueda de la verdad y del bien
común. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>Cabo</i>, vuelvo a tomar el hilo, lleva
unos once años en prisión. Ha recorrido distintas cárceles hasta llegar a ésta.
Es lo que, en lenguaje de prisión, se llama un <i>“taleguero”.</i> Sabe manejarse y manejar la situación. Sabe ir
consiguiendo aquello que persigue. Conoce mejor que cualquier funcionario los
entresijos de la cárcel. Sabe cómo tratar a internos y funcionarios. Si bien,
es cierto, a los internos los trata a gritos, imponiéndose, manteniéndolos a
raya. Se atreve, incluso, a levantar la voz con algún funcionario. La verdad es
que no tiene ni idea de trato personal. Seguramente ni lo pretende. Pero su
estilo le da resultado. Su <i>modus
operandis </i>aquí es la imposición por la fuerza bruta. No dejo de preguntarme
si será igual de valiente en la calle o en otro módulo que no sea la
enfermería. Aquí es el <i>gorila </i>que
maneja a su gusto y capricho. Creo que a los funcionarios les resulta práctico
y cómodo. Para qué enfrentarse ellos a los internos si lo tienen a él. Aquí se
considera un triunfador, tiene poder. ¿Será consciente de que no es más que un
interno? ¿Caerá en la cuenta de que en la calle su actitud no es más que la de
un vulgar chulo y vividor?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Quizás
mis palabras estén faltas de caridad. Pido perdón. Pero no hago más que
describir la realidad, y me quedo corto al disertar sobre ella. No comento nada
con nadie. Sólo escribo en mis papeles. No escribo su nombre para preservar su
fama, su honra, su dignidad. Aunque no sea merecedor de respeto por méritos
propios no dejo de tener en cuenta lo que tantas veces repite Juan Pablo II:
hemos de saber distinguir entre el error y el que yerra. Escribir me ayuda a
desahogarme en la intimidad. Ojalá fuera otra la realidad. No soporto que un
preso sea más represivo en su actuar con los demás que el peor de los
funcionarios. No soporto la doble cara en las personas, la falsedad, la
hipocresía. No soporto que se diga una cosa y se haga la contraria. No soporto,
tampoco, a quien confunde la sinceridad con el descaro y la mala educación, a
quien cree ser noble cuando no es más que un bruto que no piensa lo que dice ni
cuándo ni dónde. Me parecen meros animalitos que se dejan llevar por sus
impulsos. Eso sí, animalitos humanos, más terribles que cualquier otro animal. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Partido
de fútbol en la televisión. Entretenidos, los inquilinos me dejan escribir. A
las 20:30 nos han chapado y a las 21:30 pasó el recuento. El <i>asturiano</i> ha cambiado de canal al
terminar el partido para ver una película de acción: Silvester Stalone y
prisiones. ¡Qué moral!</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-422655129929205012013-04-21T11:57:00.000+02:002013-04-21T23:49:46.234+02:00Diario (60) 7 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Es lunes. Nueva semana. He
desayunado e hice limpieza en celda y aseos. Nos han repartido la medicación y
hago la cama del <i>abuelo</i>, quien trata
de echarme una mano. El <i>asturiano</i>
todavía duerme. Está enfadado. Tendrían que haberle dado un bolígrafo de insulina
para la diabetes pero no sé por qué le han dicho que no.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Aunque
el trabajo físico que debo hacer no es cansado, sudo a mares. Supongo que será
efecto secundario de la medicación que tomo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Me
he enterado de lo que le pasaba ayer al capellán. Había discutido con el <i>licenciado </i>sobre el <i>automovilista</i>. Decía que no le parecía normal que hubieran
decretado su ingreso en prisión. El<i>
licenciado</i> le llevó la contraria y se calentaron. El capellán, creo que perdiendo
un poco los papeles, le llamó carcelero. Pienso que, a veces, se olvida de que
a un interno hay expresiones que le pueden hacer demasiado daño. Espero que
todo se quede en una simple anécdota y que pronto se olviden del tema.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>abuelo</i> se ha vuelto a acostar. La
celda está, ahora, tranquila. ¡Qué gusto! Esta noche me ha costado dormirme. El
<i>automovilista</i>, que está en la cama de
al lado, dormía a pierna suelta y roncaba muchísimo. Al <i>asturiano</i> y a mí nos daba la risa. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Supongo
que nos entregaran hoy los paquetes que ayer trajo la familia. Pido a Dios que
no me retengan nada. A ver si el <i>licenciado</i>
puede evitar que lo hagan. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> La
televisión está encendida. Hablan del joven padre que mató a sus hijos en el
coche asfixiándolos. La Audiencia Provincial lo ha condenado ya. Está dos o
tres celdas más allá de la nuestra. ¿Qué podrá llevar a un hombre a cometer
semejante locura?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hoy
no vienen los capellanes. Un lunes más sin poder celebrar Misa. Aprovecharé
para rezar con mayor detenimiento. ¡Gracias, Señor, por un nuevo día!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Deben
ser las 16:00. He conseguido dormir algo. El <i>automovilista</i> echa chispas. Ha
solicitado que le dejen traer unas gafas porque las que lleva se han
estropeado. Habló, al menos, con tres personas. Le dijeron que no se preocupara
y que harían lo posible por traérselas. Las tiene en Ingresos. ¡Nada! Ni
trabajadora social, ni psicóloga, ni educador. Solo es ir a ese módulo,
cogerlas y entregárselas. O, simplemente, dar la orden para que lo hagan. Me
dice que son unos meros burócratas que no sirven para nada. No hace falta mucho
tiempo de prisión para darse cuenta de esa realidad. Sin comentarios. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
comido fabada. Tuve tiempo para leer y tomar algunas notas esta mañana. Rezaré
el Oficio esta tarde.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Antes
de la comida, una ATS le ha dado, por fin, el bolígrafo de insulina al <i>asturiano</i>. Éste estaba muy dolido por
cómo le trató un sanitario. Por parte de algunos funcionarios y personal
sanitario el trato es de un despotismo increíble. Dan ganas de abofetearlos.
Alguna excepción hay, pero la excepción confirma la regla. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 18:00 me han entregado el paquete: jersey, cazadora, camisas, ropa
interior, pijama, toallas… Me retuvieron el juego de ropa de cama. No está
permitido, por lo visto. Me trajeron también un reloj y algunos libros. También
unas perchas de plástico. Al fin podré ordenar mi taquilla y colgar la ropa. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Viene a verme
el sanitario y charlamos en el economato hasta que me llaman a buscar la
medicación. Me señala al hijo de un amigo suyo, un joven de 27 años que está a
tratamiento con metadona. Tiene buen aspecto, aseado y agradable.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me han
entregado la correspondencia, seis cartas. Me sorprende especialmente la de una
profesora que me dio clase cuando estudiaba el BUP en Tui. ¡Qué sorpresa!
¡Increíble! Gracias, Dios mío. </span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-63520997660780261612013-04-20T00:26:00.001+02:002013-04-21T23:50:32.346+02:00Diario (59) 6 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hoy me ha tocado afeitar al <i>abuelo.</i> Se ha dejado sin protestar
demasiado. Después de tomarme un café y la medicación me fui a celebrar la
Misa. Me ayudó uno de los auxiliares del capellán, el <i>culturista</i>. Se pasa el día en el gimnasio, es uno de los encargados
en el sociocultural. Es bajito, contrahecho, y supongo que el tener más
músculos que cerebro le ayuda para mantener su autoestima. Un funcionario me
preguntó si había pasado el primer bache y si me encontraba mejor. El capellán
hoy parece enfadado. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> De
vuelta en la celda, ofrecida la Misa por el <i>automovilista</i>,
que me lo pidió insistentemente, rezo el oficio. Escribo un par de cartas, una a mi obispo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Esta
tarde espero recibir la visita de mis padres en locutorios. Mi hermana y cuñado
no pueden venir. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Poco a poco
creo ir tomándole el pulso a la situación. Ayer le regalé al <i>asturiano</i> un crucifijo –el de San
Francisco de Asís- para que me prometiera que no iba a cometer ninguna locura. Junto
con el <i>automovilista,</i> que iba
subrayando lo que yo le decía, tratamos de convencerlo de que ha de luchar por
vivir, aunque sea sólo pensando en sus hijos, uno de cuatro y otro de diez años.
Le he dado esparadrapo para que pueda pegar en el tablero las fotografías y, al
verlas, tenerlos presentes y olvidar la idea del suicidio. Ya ha intentado
acabar con su vida en más de veinte ocasiones. En este momento está durmiendo.
No descansa bien. De vez en cuando gime como si fuera un niño y suele
despertarse sobresaltado. Hay que acercarse a él y, apaciblemente, hablarle
para tranquilizarlo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El <i>automovilista</i> sigue nervioso. Hoy, si
cabe, todavía más porque espera la visita de su familia. Se siente avergonzado
y acobardado. También me toca darle ánimos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">He hablado con
el joven de la mascarilla al que ayer le dejé la tarjeta para que pudiera
telefonear. Tiene varicela. Le quedan pocos meses para cumplir condena. Su
apariencia es de un joven de 21 ó 22 años pero resulta que tiene 36 y fue
condenado a cumplir 17 años de cárcel. Imagino que por la ley penal antigua. Ha
sido muy correcto y educado en su trato conmigo. Le serví un café en el
economato y no se lo cobré. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me ha parado
el reloj. Se ha quedado sin pila. He comido una especie de ensalada que lleva
setas, espárragos, guisantes, zanahoria… Supongo que será digestiva y que
alimentará. Estaba buena. Al ser domingo se retrasan especialmente en dar la
medicación. Espero que me dejen dormir un poco la siesta. El <i>automovilista</i>, ayer, no paró de hablar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Llevo ya
dieciocho días aquí. A las 18:00 tendré la visita de mis padres. Dieciocho días
sin poder darles un beso ni un abrazo. Tendré que contarles lo de la celda. Al
no ser por carta siempre podré añadir una dosis de humor para que se queden
tranquilos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">He conseguido
dormir, ¡qué bien! No sé qué hora es pero calculo que serán las cinco. El <i>asturiano</i> duerme y el <i>abuelo</i> sale de la celda para volver a
entrar una y otra vez. El <i>automovilista</i>,
después de despertarme, ha salido a pasear por el pasillo y vuelve con un
cafecito. Me acercaré hasta el economato a ver si me tomo también uno.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se me ha
acabado ya el segundo bolígrafo y una carga del Parker. Llevo también tres blocs
de cartas y me he quedado sin papel verjurado. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Teníamos comunicación
a las 18:30 y hemos salido del módulo a las 19:00. Menos mal que nos han dejado
casi una hora para comunicar. Encontré bien a mis padres. Les conté lo del
cambio de celda y que soy interno de apoyo. Mi padre conoce al <i>automovilista</i> y el <i>automovilista</i> le conoce a él. Trabajaban en la misma fábrica. Me
han traído la televisión y una bolsa con ropa, libros, folios y sobres. Lo
entregaron en la entrada. Esperemos que no me retengan nada. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Otra vez tarde
la medicación. Me tomé un café con leche y, ya pasado el recuento, intentaré
dormir. Un día más. El próximo martes podré volver a ver a mis padres y,
espero, a mi hermana. Al ser en vis a vis podré, por fin, darles un abrazo.
Mamá me ha dicho que me ve más delgado y mi padre dice que aún tengo
barriguita. Los ha llamado un sacerdote de Madrid para preguntar por mí. Se
quedó mudo al enterarse. También un joven a quien había dado catequesis cuando
era seminarista. Sin embargo han echado de menos las llamadas de otros amigos.
No he dicho nada cuando me los han ido nombrando. Tampoco me han escrito. Me
han animado mucho y me han preguntado por el capellán y el sanitario. ¡Qué
alegría poder verlos! Señor, protégelos y defiéndelos. Domine, ut vídeam!</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-67226308909800163922013-04-18T00:02:00.000+02:002013-04-21T23:51:10.274+02:00Diario (58) 5 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">13:40 Ayer me vino a visitar mi
abogado de Vigo. Estuvo conmigo hasta la hora de la cena. Se fumó unos pitillos
y charló conmigo animosamente. Dijo que me escribiría para contarme <i>“burradas”</i> judiciales y me puso al día
sobre distintos temas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> De
vuelta a la celda me encuentro al <i>asturiano</i>
llorando. El <i>abuelo</i>, me dice, le ha
insultado metiéndose con su madre. Quería <i>“chinarse”.</i>
Tenía la cuchilla en la mano y tuve que persuadirlo y quitársela. El <i>abuelo </i>se excusa y asegura que no le ha
dicho nada. Tengo que ponerme muy serio y echarles una bronca recordándoles que
sólo desde el respeto podremos convivir. El <i>asturiano
</i>no quiso cenar y le traje unos yogures. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Sobre
las 20:30 trasladaron al <i>guardés</i> a
otra celda y nos ingresaron en la nuestra a un hombre de 62 años que ha
atropellado a dos jóvenes en una manifestación por la paz. El hombre está hecho
un flan y habla conmigo durante horas. Sobre las 23:30 nos acostamos. El <i>abuelo </i>no para de levantarse durante
toda la noche al servicio. Esta mañana me lo llevé a un cuarto de baño en el
que hay bañera, lo ayudé a bañarse y lo vestí con ropa limpia que me han traído.
Refunfuñó un poco pero me dejó hacer. Tendré que afeitarlo también pero lo
intentaré esta noche o mañana. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>“automovilista”</i> no sale de su asombro
ante lo que va descubriendo en prisión.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ya
hemos comido. Como no ha venido el capellán no he podido celebrar Misa. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">17:25 He
podido dormir un poco después de seguir hablando con el <i>automovilista. </i>También recé el Oficio de lecturas, laudes y hora
intermedia. He subido cinco minutos a la planta de arriba y ya se me pelearon
de nuevo el <i>asturiano</i> y el <i>abuelo</i>. ¡Qué paciencia hay que tener!
Parece que el <i>automovilista</i> intervino
para tratar de controlar la situación. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">He respondido
dos cartas que recibí ayer. El economato está cerrado y el <i>griego</i> se ha ido hasta el campo de fútbol. Apenas hay gente por el
pasillo. Aprovecho para escribir algo durante este momento de cierta paz. A ver
si rezo ya también las I Vísperas. Al estar de interno de apoyo se hace
complicado encontrar tiempo para leer, escribir e, incluso, rezar. Hay que
armarse de paciencia para poder atender a mis compañeros.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hoy está un
día bueno, pero apenas puedo ver el sol desde mi celda ya que en las ventanas,
a modo de cortinas, están extendidas unas colchas que ha puesto uno de mis
compañeros. La televisión, pequeña, en blanco y negro, está sobre una mesa
justo junto a mi cama y permanece encendida todo el día. He conseguido que se
le bajara un poco el volumen. A veces no hay quien aguante. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Espero que el
Señor me dé luces para afrontar la situación y saber cómo tratar a mis
compañeros. Deseo que la paz reine en la celda. Esto puede ser un infierno si
no consigo que se lleven bien todos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El <i>abuelo </i>no está muy bien de memoria y
pregunta las mismas cosas varias veces. Además, repite de vez en cuando unas
expresiones que no vienen a cuento: <i>“el
problema es la encarnación”</i>, <i>“el amor
es destructivo”</i>,… y otras frases o preguntas que no tienen sentido. Tan
pronto está deseando salir de la celda y dar un paseo por el pasillo como, enseguida,
vuelve a la celda y se sienta en su cama para preguntar qué hora es o si hay
que ir a buscar la medicación. Concluye casi siempre con un <i>“el hombre es un misterio que hace muchos
miles de años que existe”. </i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hablando con
el <i>automovilista</i> caigo en la cuenta de
detalles muy elementales a los que ya no daba importancia desde que estoy en
prisión. A la hora de comer, por ejemplo, no nos dan servilletas ni agua. Las
comidas se reparten en bandejas metálicas y utilizamos unos cubiertos de
plástico que nos entregan cuando ingresamos. ¿No sería lo normal que se nos
diera una servilleta de papel y un vaso de agua? </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El <i>asturiano</i> me ha dado un folleto a leer.
Trata sobre las normas de prisión para un interno y los medios que se ponen a
su alcance. Explica quiénes son las personas que trabajan en prisión y sus
funciones: funcionarios, educadores, trabajadores sociales, psicólogos… Expone
cómo ha de comportarse un interno y qué oportunidades se le ofrecen:
culturales, recreativas… Subraya que lo principal es conseguir la
rehabilitación del interno y su reinserción social. Leyéndolo me da la
sensación de que cualquier parecido con la realidad que vivo es pura
coincidencia. Por eso, seguramente, nadie me lo ha entregado. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Antes de
cenar, el <i>abuelo</i> se ha acercado a mí
para preguntarme cuál era su situación aquí. Me quedé perplejo. Le respondí que
está en la cárcel por haber cometido homicidio: mató a su mujer. Soltó una
carcajada y me dijo que era imposible, que su esposa está viva y anda por ahí.
Pienso que no rige. Probablemente no se acuerda de lo que ha hecho. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mientras cenan
me dedico a rezar. Han hecho el recuento y espero a que nos llamen para ir a
recoger la medicación. El ATS ha tenido que irse a Ingresos y se retrasa hoy
más de lo normal. Tomo un café con el <i>griego</i>,
el <i>Segundo</i> y quien fue mi interno de
apoyo. El <i>griego</i> está empeñado en que
lo sustituya en el economato a partir del día 20, en que está previsto que se
vaya. Me enseña a limpiar la máquina de café, a llenarla de agua, a limpiar los
utensilios y a cargar la nevera para mañana. Reímos un buen rato porque es muy
simpático explicándose. Ya está todo el mundo en sus celdas, excepto los ordenanzas
y quienes hacen limpieza en pasillo y escaleras, cuando nos llaman para la
medicación. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">He prestado
tres euros, uno al <i>guardés</i> y dos al <i>asturiano</i>. También le he dejado la
tarjeta telefónica a un interno jovencito para que pudiera llamar a su casa. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">21:35 Recuento
final. Se acabó la jornada. Recibí cuatro cartas. Mañana las contestaré porque
ahora imposible. Todos hablan aquí como cotorras.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-19634800005694262112013-04-16T20:02:00.001+02:002013-04-21T23:51:39.734+02:00Diario (57) 4 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">17:00 Esta primera noche en la
nueva celda no es que haya podido dormir demasiado. Menos mal que durante la
tarde pude recuperar algo de sueño. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 4:30 de la madrugada al <i>guardés </i>le
dieron tres ataques de epilepsia. El <i>asturiano</i>
me ayudó a sujetarlo y le metimos una tela en la boca para que no se mordiera
la lengua. ¡Qué impresión! El <i>asturiano</i>
le resta importancia al asunto y me dice que es todo <i>“cuento”</i>. La doctora, después de atender otras dos urgencias, llega
a las 4:45. Ya le había pasado todo al <i>guardés</i>.
La médico comenta: <i>“ya sé qué le pasa, como está enfadado conmigo, tiene que darme la
noche”.</i> Subió acompañada del funcionario de guardia. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>abuelo</i>, un hombre de 75 años, padece
incontinencia. Se levanta cada dos por tres para ir a orinar. Cuando se queda
dormido habla en voz alta y clara: <i>“Marica,
¿xa chegaste do traballo?”. </i>Y repite una y otra vez ese nombre. Es el de su
esposa, Mari Carmen, a quien por lo visto ha matado de un hachazo. Tuvieron
trece hijos y, ahora, le viven once. Él trabajó toda su vida en barcos
bacaladeros. Está un poco pasado de rosca y no hace más que repetir las mismas
cosas. Viene sin ropa, sólo con un pijama, y tiene frío. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>asturiano</i>, creo que de 42 años, viene
de la prisión de Villabona porque está en obras. Quiere marcharse para allá y
ha solicitado el traslado en varias ocasiones. Tiene diabetes y está a
tratamiento psiquiátrico. Padece una esquizofrenia paranoide. Creo que cumple condena por
homicidio. De noche, cuando se queda dormido, llora y habla con su madre, a la
que dice ver también cuando está despierto. Me ha contado que ha tenido una
infancia difícil. Que eran muchos hermanos y el padre, un borracho, les daba
unas palizas tremendas a todos. Está como un cencerro, pero hoy me ha echado
una mano en los quehaceres diarios. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
guardés ha pedido el alta voluntaria. Anda de acá para allá, nervioso, por si
lo mandan o no para un módulo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
celebrado la Santa Misa a las 12:00 y he aprovechado para rezar el breviario en
la capilla. Después, ya en la celda, he respondido a las cinco cartas que tenía
pendientes. Preparé la bolsa y la envié para que la lleven el domingo mis
padres: alguna ropa sucia y algún calzado que aquí no utilizo. A ver si consigo
hablar con ellos por teléfono.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Me
resulta un poco complicado escribir y poder leer o rezar. El <i>abuelo,</i> sobre todo, no para de hablarme.
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Mañana,
sábado, no vendrá el capellán ni tendré visita. Se ha acercado hasta aquí el <i>licenciado</i> que, como es habitual, me
tomó el pelo un rato pero me dijo que no habría problema en Ingresos con el
paquete. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ahora
discuten el <i>asturiano</i> y el <i>guardés</i>. El primero le echa en cara al
segundo que si se va de una vez o no, y que se deje de quejar como una niña. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
de solicitar ropa para el <i>abuelo</i>. No
para de quejarse. Normal. Solo trae el pijama y una bata. Tiene frío. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Me
llaman a locutorios…</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-10958658543408615652013-04-12T23:23:00.000+02:002013-04-21T23:53:02.319+02:00Diario (56) 3 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 21:10 Hoy he tardado en poder
escribir. Hay una razón de peso. Sólo he podido celebrar la Misa pero ni he
podido rezar el oficio ni he hecho la oración. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En
prisión nada es previsible. Me ha llamado la directora de enfermería y me ha <i>“nombrado”</i> interno de apoyo. Me he
quedado estupefacto. He tenido que trasladarme desde mi cómoda celda
individual, la 35, en la segunda planta, a la nº 11 de la primera. Ya no
comparto la noche con mi interno de apoyo, ahora he de pasar las veinticuatro
horas en una celda de cuatro internos. <i>“No
quieres una taza…, pues ¡siete!”.</i> Mis compañeros son el <i>guardés, </i>el <i>asturiano</i> y un viejito que acaba de llegar del hospital. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Celebré
la Santa Misa y tuve la alegría, al menos, de poder estar con mi compañero de
curso que ha venido a visitarme. Me ha hablado del nuevo abogado. Tiene muy
buenas impresiones y dice que, fundamentalmente, el recurso al Supremo más que
de casación será, sobre todo, de revisión. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hoy
no he comido. Después de una siesta recogí todos mis enseres. Bajé a mi nueva
celda, la nº 11, y con lejía, estropajo y algunos artilugios de limpieza en
mano me puse a trabajar. En mi vida había visto un lugar tan sucio. Ordené las
camas, limpié el suelo, tiré un montón de cosas inservibles que almacenaban no
sé para qué, saqué los cartones que cubrían las ventanas, fregué a conciencia
cuarto de baño y ducha. Muchísima lejía para desinfectarlo todo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Trasladé
mis cosas y las metí en mi taquilla. Tengo un par de mesitas al lado de mi cama
donde coloqué mis libros y papeles. ¡Ya estoy instalado! A ver cómo transcurre
la primera noche.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
recibido seis cartas. Pido fuerzas a Dios para esta nueva misión que, intuyo,
va a resultar muy difícil. Tanto escribir sobre <i>“diabólicos”</i> y, al final, los voy a tratar desde cerca. El Señor me
va a hacer experimentar lo que es de verdad ser un preso. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
<i>guardés</i> ha montado un numerito. Se ha
quejado al funcionario por la limpieza y el orden que hice en la celda y le
pidió cambio de celda. Finalmente decidió quedar. El <i>asturiano</i> le pide que le prepare una cuchilla porque quiere
rajarse. ¡Empezamos bien! Le advierto que si quiere antes le doy la absolución.
Después de un pequeño diálogo parece que se ha tranquilizado un poco. ¡Dios me
libre de que se pinche o se raje! Ya lo ha hecho en otras ocasiones.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> </span><i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Domine, ut videam!</span><o:p></o:p></i></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-90633036572871453362013-04-11T22:38:00.000+02:002013-04-21T23:53:32.731+02:00Diario (55) 2 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 10:12 A primera hora de la mañana
se han llevado al <i>hijo del Cabo</i>. Lo
dejaron dormir en la enfermería aunque lo habitual es que cuando se traslada a
un interno duerma ya en Ingresos. Me despedí de él en el economato, no me
atreví a bajar. El <i>Segundo</i> y mi interno
de apoyo regresan afectados. Yo, ayer, no pude evitar las lágrimas. Me aflige
su traslado. Mi interno de apoyo guardó absoluto silencio. Yo no dije tampoco
ni palabra. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> No
comprendo nada del funcionamiento de las prisiones. El <i>Cabo</i> ha dicho que cuando el interno está por narcotráfico lo normal
es que lo <i>“puteen”</i> trasladándolo de
uno a otro centro. Comenta que, como el padre de éste era amigo de uno de los
clanes más conocidos de la droga, lo normal es que se ceben con el hijo. Lo
único que sé es que lo echaré de menos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Su
traslado me hace albergar los peores presentimientos. En cualquier momento, sin
previo aviso, también pueden decidir mi traslado. Me parece una barbaridad que
se lleven al <i>hijo del Cabo</i> a Huelva.
Dice el <i>Cabo</i> que lo tratan como si
fuera un terrorista. Cualquiera, desde fuera, puede pensar que está muy bien
este trato. Desde dentro no puedo dejar de pensar en la persona concreta, en su
hija de tres años y en su esposa. ¿Cuándo podrán visitarlo? ¿Cuándo podrán
comunicar con él? Hay quienes tachan estas actuaciones con el término de <i>“tortura”</i>. El <i>hijo
del Cabo</i> llevaba aquí dos años y, antes, ha estado ya en otros centros. No
hay fecha de juicio. Está en prisión preventiva. ¿Es un modo de proceder justo
y humano para con él y su familia? ¿No es suficiente con que esté recluido? ¿Es
necesario hacerle recorrer las distintas prisiones del Estado? </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Nos han
entregado el peculio (60 euros). Ayer recibí cuatro cartas que hoy trataré de
contestar en cuanto pueda. Me acaban de confirmar la comunicación familiar, el vis
a vis, para el día ocho a las 16:30. Me advierten que mi familia debe llegar
media hora antes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">20:45 He
tenido el día tonto. Después de comer no pude evitar el romper a llorar. Así he
estado hasta que me quedé dormido. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">He recibido
tres cartas. Las he respondido, y también las que me entregaron ayer. He
celebrado la Misa y rezado la liturgia de las horas. También hice la oración
pero, sin embargo, no he leído nada en todo el día. Telefonee a casa y me cogió
la chica. Mis padres habían salido a un entierro. Me comenta que el día 8
también vendrá mi hermana al vis a vis porque se quedará ella con las niñas. Le
digo que advierta a mis padres que me traigan la televisión y la radio porque
el educador me anunció que mañana dormiré en mi celda.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El capellán,
con una religiosa que acaba de empezar como voluntaria, ha venido hasta aquí.
Quería enseñarle cómo es una celda.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El sanitario
me acaba de dar la medicación, fuera de horario, para que me haga efecto el
hipnótico. Se disculpa conmigo por no haberse acercado a la celda porque no ha
parado en todo el día. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me han
devuelto la instancia en la que solicitaba la visita de amigos por locutorios.
Me dicen que tengo que volver a cubrirla con el número de DNI de cada uno de
los que vengan a visitarme. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El <i>hijo del Cabo</i> se ha ido pero el ritmo de
prisión continúa. Qué cierto es aquello de que nadie es imprescindible. El <i>Segundo</i> se traslada a la celda que éste
ocupaba. Me pregunto dónde estará ahora y cómo se encontrará. Las conducciones
suelen ser muy lentas e incómodas, según cuentan. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Decimocuarto
día de vida carcelaria. Este año, cuando brindaba y tomaba las uvas para
celebrar su inicio, no las tenía todas conmigo. Me temía ya lo peor. Viendo
cómo se ha ido desenvolviendo el proceso no cabía esperar otra salida. Me ha
escrito el abogado y me ha preguntado si algunos amigos suyos me podían
escribir a pesar de no conocerme. También subraya que los vecinos de las que
fueron mis parroquias no paran.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mi compañero
de curso me ha enviado unas fotografías que nos habíamos hecho cuando fui a celebrar
Misa a una de las parroquias de un amigo común. Estamos los tres. Las he puesto
en el tablero de la celda. ¿Cuándo volverá a repetirse la escena? ¿Cuándo
pasará todo esto a formar parte de la historia? ¿Cuándo podré disfrutar de mi
familia y amigos en libertad?</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-83994211034154011462013-04-05T00:30:00.000+02:002013-04-05T00:30:19.503+02:00Diario (54) 1 de abril de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Nueva jornada y nuevo mes. Luce
el sol y se oye el bullicio de los internos en los patios. Ya he celebrado la Misa
y respondido a las cartas que recibí ayer. El capellán me ha traído otra de un
sacerdote. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Son
las 12:40 y se oyen gritos en la planta de abajo, alguna discusión. Se
distingue perfectamente la voz del Cabo, a quien es habitual oírlo vociferar.
Lleva muchos años en prisión y está quemado. Aunque en honor a la verdad hay
que decir que el Cabo anterior llevaba más años y apenas se le oía chillar. Cuestión
de talantes. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hoy
prosigue el juicio que comenzó ayer de uno de los internos que está en la enfermería.
Mató a sus dos hijos.. Los encerró dentro del coche y conectó un tubo al escape
de tal manera que se asfixiaron. Recuerdo la noticia en televisión cuando
sucedió la tragedia. No había reconocido, sin embargo, al reo. Algunos internos
están pendientes del televisor. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
comentado al capellán la petición que ayer me hizo el <i>asturiano</i>. Me ha respondido que seguramente no le concederán el
permiso porque está como una <i>“chota”</i>.
Por lo visto oye voces y tiene visiones. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> No
puedo dejar de preguntarme, a veces en voz alta y ante algún interno, qué clase
de justicia es la que permite que estas personas enfermas estén en prisión.
Pienso que los enfermos mentales y los drogodependientes deberían estar en otro
tipo de centros. Uno de los jóvenes, gitano, que he conocido en mi anterior
estancia aquí, es ahora consumidor de drogas. No lo era entonces. Se enganchó
aquí, en la cárcel. Tiene manchas por todo el rostro y no me extrañaría que
fuera seropositivo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Hay derecho a
que sucedan estas cosas? ¿Es el centro penitenciario un lugar donde se busca la
rehabilitación y reeducación del delincuente o presunto delincuente? No. No
entiendo mucho la labor aquí de los trabajadores sociales, psicólogos y
educadores. Todo me parece una pantomima. Este es un submundo que no le
interesa a nadie. Políticos, sociedad, únicamente están interesados en limpiar la
calle sin que importe cómo. Es importante que existan prisiones de alta
seguridad, de donde nadie pueda fugarse pero ¿importa si el régimen
penitenciario sirve o no a la reeducación, rehabilitación y reinserción? Lo
único de lo que se oye hablar es de cumplimiento íntegro de penas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es necesario
un orden social, hacen falta unas normas de convivencia que permitan a todos
vivir con tranquilidad y en paz. ¿Lo consiguen las actuales legislaciones? ¿Es
cuestión de promulgar leyes punitivas? ¿No habría que promulgar o fomentar más
bien otro tipo de leyes que educaran y facilitaran la igualdad real de
oportunidades y derechos? ¿No habría que esforzarse más por crear una sociedad
en la que la paz se fundamentara en principios básicos y elementales que
promocionasen efectivamente el bien común?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Una sociedad
cuya ley de enseñanza es reformada en cada legislatura y va de fracaso en
fracaso, que promueve cualquier tipo de consumismo sin escrúpulos como valor,
que no ofrece una auténtica igualdad de oportunidades a sus ciudadanos, que es
excesivamente permisiva en cuestiones cuya naturaleza ética y moral es debatible,
que fomenta el tener por encima del ser, que banaliza tradiciones y costumbres
seculares, que concede el éxito a quien más habla y menos se esfuerza, que
critica lo que ella misma promueve… una sociedad así sólo puede estar llamada a
su destrucción. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">13:50 Ya he
comido. He conseguido, por fin, hablar por teléfono con mi madre. La noté
preocupada y cansada. Me dijo que ayer estuvo un compañero sacerdote en casa y
que le entregó cien mil pesetas (600 euros) de un sacerdote que quería
permanecer en el anonimato. También fue a visitarla otro sacerdote joven. Mi
compañero de curso y mi ex compañera de instituto la llaman todos los días. Me
advierte que esta semana vendrán el domingo en lugar del sábado ya que mi padre
y mi cuñado tienen que trabajar. Le recuerdo que me traigan ropa y libros.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me cruzo con
el sanitario que a veces sube a mi celda. Me invita a solicitar a través de
instancia la visita de amigos por locutorios. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">14:15 Los
ánimos hoy andan caldeados entre el <i>Cabo,</i>
el <i>hijo del Cabo</i> (del anterior y no
del actual), el <i>Segundo</i> y mi interno
de apoyo. Se les nota que hay mar de fondo. No me gusta nada verlos así. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">17:10 Después
de una buena y tranquila siesta rezo la liturgia de las horas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Observo desde la ventana de la
celda y puedo ver a un interno en el patio del módulo de enfrente, con pantalón
vaquero y americana, caminar con un caldero
en la mano hacia una de las porterías de futbol sala que hay. Con desparpajo va
sacando ropa del caldero y tendiéndola. Alguien se dirige a él para decirle
algo. Saca unos calzoncillos del caldero y se los muestra primero para
tenderlos después. Una vez que ha tendido toda la ropa del caldero, se va por
donde vino. Parece que no todos los chiflados están en la enfermería. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">18:54 El
sanitario ha subido a mi celda y hemos estado de charla hasta ahora. Me
recomienda seguir con la misma medicación y se interesa por cómo me va con mi
interno de apoyo y si ya he visto el tema de las visitas. Se va para hacer la
ronda de reparto de medicación por los módulos y para hablar con el <i>Cabo </i>de un joven al que ha traído a la enfermería.
Antes me pregunta qué tal se porta conmigo el Opus. Le he respondido que bien,
y que tanto el capellán como mi compañero de curso, miembros de la Obra, están
preocupados y pendientes de mí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No le he
comentado nada al sanitario ni a nadie pero sí hay algo que me preocupa. Mi
director en la Obra hace tiempo ya que me había sugerido escribir al Prelado.
Después de meditarlo durante algún tiempo, así lo hice. Fue la primera vez que
me dirigí por carta a él. De esto hace ya muchos meses. Me ha llamado la atención no sólo el no haber
recibido respuesta alguna, entiendo que será lo normal, sino que el director no
haya vuelto a comentarme nada sobre ese asunto. El pasado día 19, al celebrar
la Misa en el Seminario Mayor, renové nuevamente mi compromiso. Ahora me
pregunto si debí hacerlo. Sólo ahora, después del juicio, la prensa hizo
pública mi pertenencia al Opus Dei. Hasta entonces nadie había hablado sobre el
tema. ¿Qué pensarán en la Obra sobre esta situación?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Siendo sincero
no puedo afirmar que haya sido un buen miembro de la Sociedad Sacerdotal.
Siempre he ido por libre y he hecho lo que me ha parecido. No es verdad que la
Obra sea tan estricta y rígida como se piensa desde fuera. Da gran libertad a
sus hijos y, en mi caso, puedo proclamarlo a gritos. Nunca, además, me han
faltado. He sido yo quien ha ido poniendo cierta distancia al no querer
participar en los círculos mientras toda esta situación no se resolviera.
Durante mi cautiverio como preventivo el director vino a visitarme y seguían
dándome la charla y el círculo. Mañana, creo, será mi compañero de curso quien
lo hará. El director me ha enviado saludos y se ha disculpado por no venir a
verme porque tenía que acompañar a su padre a Navarra. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">19:20
Recuento. Por primera vez veo el recuento de otro módulo. Todos los internos,
en el patio, formados en filas, como en las películas. El funcionario los va
contando. Aquí en la enfermería cada uno permanecemos delante de la puerta de
la celda y el funcionario va pasando. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me acabo de
encontrar con el educador y me pregunta si sigo durmiendo acompañado y a quién
se debía esa orden. Le expliqué que la directora de enfermería me mandó solo a
una celda y que, en todo caso, sería la psicóloga la que dio la orden ya que se
debe a que me han puesto en protocolo de suicidio. Dice entonces que no es
cuestión de buscar culpabilidades y que el jueves arreglaba el tema. En fin, si
él también me había dicho que tenía que dormir acompañado…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">20:30 ¡Joder!
Me acabo de enterar y me ha sentado como una patada… Trasladan al <i>hijo del Cabo</i> a una cárcel de Huelva.
Esto no hay quien lo entienda. Dos años trabajando aquí como un cabrón y,
ahora, de buenas a primeras, lo trasladan. ¡Menuda putada! He estado en su
celda un ratito y lo he dejado con sus compañeros de siempre. ¡No sé qué
decirle! Voy a notar muchísimo su ausencia. Me parece que es la mejor persona
que hay aquí. Le he escrito una pequeña carta para que lea mañana y le he
regalado una medalla de plata de la Inmaculada que un capellán castrense me
había traído de Córdoba. ¡Dios lo acompañe y proteja!</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-88343335057386993292013-04-04T00:37:00.002+02:002013-04-04T00:38:07.297+02:00Diario (53) 31 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Son las 12:40 de un lunes que
promete ser primaveral, a juzgar por cómo luce el sol y cómo cantan los
pájaros. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> La
noche ha sido espantosa. He despertado muchísimas veces. Imagino que influirá
el cambio de horario y el de tiempo. Me he quedado dormido y he llegado <i>“por los pelos”</i> a recoger la medicación.
Después pasé por el economato a tomarte un café. El funcionario de guardia me
pregunta por el <i>“parte de guerra”</i>. Siempre utiliza esta misma expresión para
referirse a mi situación. He hablado en tres o cuatro ocasiones con él, pero no
me sé su nombre. Pronto llega al economato una sanitaria y el funcionario amigo
de los que fueron mis compañeros de instituto. Este último se interesa por mi
caso y por cómo me encuentro. Me comenta que los profes quieren venir a
visitarme y que les explicó que no era algo fácil de conseguir. Después de un
rato de charla se despidió amablemente reiterándome que si necesitase algo me pusiera
en contacto con él. Es la sanitaria quien me pregunta ahora sobre mi causa.
Luego la conversación se desvía hacia otros temas hasta llegar al del divorcio
y las causas de nulidad matrimonial eclesiástica. Nos interrumpe un interno que
viene a enseñarnos la fotografía de su hija el día de su Primera Comunión. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Sobre
las once subí para fregar el pasillo, las salas comunes y la escalera. Después
lavé un poco de ropa que, enseguida, pude poner a secar. Limpieza de celda,
afeitado y ducha. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En
los patios de los módulos 3 y 4 se ve a numerosos internos. Aprovechan a
salir con el sol y alguno se pasea a pecho descubierto. Parecen todos bastante
jóvenes. Algunos están a la sombra, en torno a un banco. Los más </span><span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">deambulan </span></span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">de
un lado a otro de la cancha –el patio está marcado como cancha para jugar al
futbol sala-.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> No
sé si porque es lunes o, más bien, porque ha salido el sol, la prisión parece
más viva y despierta que de costumbre. Se oyen voces, gritos, silbidos… y se ve
movimiento entre los internos. Si no mirara a través de los barrotes y me
limitara a escuchar parecería que estuviese en la sala de profesores del
instituto durante el tiempo de recreo de los alumnos. El tener los ojos
abiertos me obliga a ver las torres repletas de focos, los altos muros que
separan los patios, las alambradas en torno al recinto, los barrotes en cada
ventana… un decorado que impide evadirse de la realidad en la que estoy.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Mi
módulo, como de costumbre, permanece en silencio y tranquilo. Normal, teniendo
en cuenta que es el <i>“hospital”</i> de la
cárcel.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 13:34
He comido lentejas. Espero al reparto de la medicación. Llaman.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 14:30
Ya ha pasado el recuento. Me he tomado un café. El <i>Cabo</i> entró y salió del economato como un rayo. <i>“¡Estoy harto de mariconeos y gilipolleces”</i>, exclamó. Cogió un vaso
de leche y un sobre de descafeinado. Le pregunté más tarde si estaba enfadado y
dijo que no, pero volvió a soltar la misma frasecita: <i>“¡Estoy harto de…!”. </i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Un
interno se acercó a preguntarme si había visto la televisión a las 13:00 porque
habían emitido algo que seguramente me interesaba, pero no me concretó nada
más. Otro interno, asturiano, me pide que hable con el capellán para
preguntarle si podrá disfrutar de un permiso de tres días que le van a conceder
en el piso de acogida. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Subo
a mi celda y me pongo a rezar el breviario. Llega a mis oídos una música
familiar. ¡Cuántos recuerdos! En días soleados la escuchaba cuando navegaba por
la ría. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 16:20
Aunque todavía brilla el sol se acercan amenazantes unos nubarrones. Me he
quedado dormido y me ha despertado la megafonía. ¡Qué susto! Aquí arriba suena
altísima. Por lo demás, el silencio y la tranquilidad son la tónica dominante
aquí y en los módulos de al lado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 17:20
Ya es mala suerte. Acabo de telefonear a casa y mis padres no están. Me cogió
la chica y me comentó que ellos fueron a Santiago a pedir un informe a mi
psiquiatra. Me pregunta cómo estoy y hablamos unos minutos, hasta que el
funcionario me manda colgar. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
escrito a mis sobrinas y a un par de amigos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Al
ser lunes, el capellán no viene. En teoría tendría que venir el otro, un
sacerdote que atiende unas parroquias cercanas y que acostumbra a acercarse un
día a la semana, cuando el capellán descansa. Desde que yo he estado preventivo,
me dijo el capellán, no ha vuelto. Es mi segundo lunes en prisión y me fastidia
no poder celebrar la Santa Misa. Además, si viniera este sacerdote tendría la
oportunidad de confesarme con él pero… así son las cosas, qué le vamos a hacer.
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Espero
recibir alguna carta. Sobre las 20:00, después de las cenas, suelen entregar la
correspondencia. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 18:30
He rezado vísperas, el rosario y he hecho la oración. Me han ayudado el himno de
las vísperas y la lectura de Martín Descalzo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <i>“Yo quiero la pena de joyas divinas que
rasga las sienes… ¡Si me das coronas, dámelas de espinas!”. </i>No nos
detenemos, la mayor parte de las veces, a reflexionar sobre los textos que nos
propone la liturgia. ¡Cuántas veces habré recitado este himno! Conmigo, tantos
cristianos, tantos sacerdotes y religiosos y religiosas. Cuando el Señor nos da aquello que le pedimos,
nos quejamos. Al menos, yo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <i>“¿Altivez? ¿Honores? Torres ilusorias que el
tiempo derrumba. Es coronamiento de todas las glorias un rincón de tumba”. </i>Contemplar
el mausoleo de Napoleón, visitar en los cementerios los panteones de personajes
ilustres,… ¡un rincón de tumba! Ahí han quedado la altivez y los honores.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <i>“No-es-bastante”</i> es el nombre que Dios
da como respuesta a un anacoreta que le pregunta cómo se llama. <i>“No-es-bastante” </i>el amor que decimos
entregar a Dios y, menos aún, el que de hecho le entregamos. Somos tacaños con
Dios. No le amamos como amamos a muchas personas de la tierra. ¿Personas?
¡Cuántas veces amamos más a las cosas que al mismo Dios! Nos apegamos a lo
perecedero como si fuera eterno y como si nosotros fuéramos a ser los mismos
siempre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Encerrado
en mi celda me quejo de mi suerte ante Dios, el único que me escucha aquí y
ahora. Pero ¿y mientras no me he visto aquí? ¿Le he ofrecido la milésima parte
de lo que me pedía? ¿He trabajado al máximo poniendo a su servicio los talentos
recibidos?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Cuando
estuve preventivo tuve tiempo y ocasión de reflexionar. Aquellos fueron, sin
duda, los días que hice los ejercicios espirituales más serios de mi vida.
Anoté entonces propósitos firmes y concretos para llevar a cabo. Una vez en
libertad, pronto olvida uno muchos de esos propósitos y que Dios es el único
que me ha ayudado a no desesperarme. Ahora es Él quien me </span><span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">asiste
para que pueda</span></span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 115%;"> </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">mantener la
serenidad. Siento que me está invitando a entregarme con una mayor radicalidad
y sigo ofreciendo resistencia. ¿A qué tengo miedo? Las baratijas que ofrece el
mundo no son nada en comparación con el caudaloso tesoro que el Señor reserva a
quien le sigue. Me sé la lección, sin embargo, no acabo de darme del todo. No
acabo de dejar a un lado los estorbos que me impiden amarlo como Él desea que
lo ame.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> ¡Sí!
Todo esto es una prueba y lo es porque el Señor me ama. Ha probado a Abraham, a
Moisés, a Job… a su mismo Hijo. No hay un solo santo en la historia que no se
haya encontrado con dificultades, que no haya experimentado que cuando Dios nos
invita a amarle lo hace para que nos entreguemos de verdad y por entero. <i>Domine, ut videam!<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Quiero
ser sincero al recitar el Himno: <i>“En tierra
extraña peregrinos, con esperanza caminamos… Para el camino se nos queda entre
las manos, guiadora, la cruz, bordón, que es la vereda y es la bandera
triunfadora”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ha
subido a mi celda el sanitario. Ha estado de charla conmigo hasta que un
funcionario lo ha venido a buscar a las 19:40. Aprovecho para bajar a buscar la
medicación y me entregan dos cartas: de una religiosa y de dos ex alumnas. Tomo
un café en el economato antes de subir a la celda. En la cabina del primer piso
de enfermería un funcionario, solo, toma una cerveza. Por lo visto le agobia
estar en el control de la planta baja con los demás –eso me comentan-. El <i>Cabo </i>dice: <i>“está zumbado”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i> </i>Pongo el
pijama y me traslado a la celda de mi interno de apoyo. Una jornada más.
Gracias, Señor.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-9931598591528122762013-04-02T00:59:00.000+02:002013-04-02T00:59:40.069+02:00Diario (52) 30 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 11:14 Hemos dormido una hora
menos debido al cambio de horario. Creo que se nos nota a todos. Todavía no han
repartido la medicación ni ha llegado el capellán. ¡Vaya! Nada más escribir
estas líneas y me llaman por megafonía.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 11:50
Ya he celebrado la Misa y tomado la medicación. Al llegar de la capilla
solicité permiso para telefonear. Desperté a mi hermana y a mi cuñado. Las
niñas, con quienes tenía ganas de hablar, estaban aún durmiendo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Al
subir me encuentro con un funcionario en la celda del <i>griego.</i> Me saluda cordialmente con un: <i>“hola, Edelmiro, ¿tú por aquí? Ya ves, estamos donde nos dejaste”.</i>
Es de los pocos funcionarios que todavía recuerdo. Es agradable. No sé si hace
o no guardias en la enfermería. Debió venir a buscar al <i>griego</i> para que le prepare un café. Se los oye hablar, ahora, justo
debajo, en el economato.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En
la celda del <i>griego</i> también hay
estampas. Me llama la atención una de monseñor Álvaro del Portillo, que yo le
había dado. ¡Dios mío! Si por cada estampa vas haciéndote un poco más presente para
cada interno…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hoy
apenas he cruzado dos palabras con el capellán. Ha sido un hola y adiós. He
tenido que celebrar, asistido por el interno sacristán, con cierta celeridad.
Me he venido para la celda porque así aprovecho el tiempo para rezar el oficio
y hacer oración. Hoy me dejé llevar de
una lectura de san Agustín: Cristo es el camino que nos conduce a la verdad y a
la vida. También de una reflexión de Martín Descalzo sobre la juventud que me
invita a ver la realidad con unos ojos nuevos y no enturbiados. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
preguntado al <i>hijo del Cabo</i> si había
límite de visitas en los locutorios. Cuatro personas por interno, familiares, y
los amigos una vez por trimestre. Por lo visto siempre han regido estas normas.
Ni idea. Supongo que mi ex compañera de instituto se llevará un disgusto. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Un
interno de A Guarda ha ido a protestar a los funcionarios por tener que dormir
en la celda con no sé quién. Dijo que sería la última noche que lo aguantaba.
El funcionario, joven, le echó una bronca soberana. <i>“¡Esto es una prisión, no un hotel! ¡Dormirás donde te manden y con
quien te manden!”. </i>Aunque no iba conmigo, doy por captado el mensaje. Lo
cierto es que debo dar gracias por la situación en la que estoy. <i>Gratias, tibi, Domine, gratias tibi.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 13:32
He comido, paella. El que hace las veces de pastor evangélico no ha comido. No
le gusta la comida de régimen y dice que se tomará un bocadillo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En
el comedor suelo sentarme al lado de un hombre que era de una de mis parroquias.
Parece tremendamente tímido y se le ve acobardado. ¿Cómo he de sentirme yo?
También comparte mesa con nosotros un hombre barbudo, de aspecto rudo, del que
no sé todavía el nombre. No solemos hablar mucho pero ambos se muestran muy
educados conmigo. Lo cierto es que suelo comer poco y apurado, no les dejo apenas
tiempo a que puedan entablar conversación conmigo. No sé si esto es lo mejor o
no, pero si me voy a echar un año aquí, quizás convenga no dar demasiadas
confianzas. Prefiero, como tanto me han insistido, pasar desapercibido, aunque
sé que no es posible. Todo el mundo sabe perfectamente quién y qué soy. No
obstante, cuanto menos hable, menos opciones para que se produzcan excesos de
confianza. Mi preocupación por ellos la convierto en oración y en trato amable,
cordial, interesado por su salud, pero distante. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hay
un joven, creo que condenado por pirómano, que me da mucha lástima. Está muy
mal. Pienso que es una enfermedad de riñón. Ayer, después de comer, vomitó todo.
Nunca había visto a nadie vomitar tanto. Tuvo que ir a locutorios y quiso
hacerlo a pie. No sé de dónde saca fuerza. Un hombre ya maduro lo atiende como
interno de apoyo. Dice que tiene muy mala leche. Por cierto que el pasado fin
de semana le tocaba salir de permiso y no le dejaron. Por lo visto se perdió la
instancia, le dijeron. Él sospecha que no lo hayan dejado salir para que
atienda al pirómano enfermo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hay
también otro interno de edad respetable, 71 años, que está preocupado por su
estado. Hace dos días lo llevaron a una consulta médica externa, porque perdió
visión en un ojo, acompañado de la Guardia Civil. Le han dicho que se trata de
una enfermedad grave pero no le han dado el informe médico, se lo entregaron
directamente a la benemérita. El pobre hombre anda con la mosca detrás de la
oreja. Ha telefoneado a su yerno, médico, pero éste le ha respondido que para
qué quiere saber lo que dice el informe. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Tanto
el interno de apoyo del pirómano como ese hombre mayor tienen un aspecto
externo aseado. Van siempre bien vestidos y gozan del respeto de los demás, a
pesar de estar en la planta inferior del módulo junto con los <i>diabólicos.</i> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 14:10
Todavía no han llamado para la medicación. Si tardan un poco más ya no lo harán
hasta las 16:30, la hora en que nos vuelven a abrir las celdas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Se
oye alguna voz en el economato. Prefiero no bajar. He cobrado 35 € para la
semana y ya solo me quedan 15 € hasta el próximo miércoles. En tabaco y en
sellos se me va la mayoría del peculio. Alguna invitación a café. Lo que más
consumo es agua mineral. Me suelo subir a la celda un paquete de seis botellas
de litro y medio y no me duran mucho.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 14:15
Llaman para ir a buscar la medicación. Ya está. Me he cruzado con el <i>Segundo</i>, un hombre largo como un día sin
pan, apenas sin voz y muy fornido. Va a hacer la colada: lavar las sábanas. Es
otra de las ventajas que tenemos los inquilinos de esta segunda planta. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 14:25
Recuento. Voy a tratar de dormir un poco. El día, gris como todos estos
últimos, invita a ello y, hemos dormido una hora menos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 16:45
Ha comenzado a despertar de nuevo la prisión. Se oyen correrse las puertas de
las celdas del piso inferior. Se oyen grifos. De momento, pocas voces. Cada vez
el día está más gris. Supongo que de un momento a otro las nubes descargarán
con fuerza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Domingo
por la tarde. La tranquilidad es absoluta. Parece que estuviéramos en un
monasterio, retirados. El día no invita más que a dormir o a seguir tumbados.
Supongo que es lo que la mayoría estén haciendo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Los
patios de los módulos 3 y 4 están vacíos. No se ve a nadie. Es éste un momento
en el que la prisión parece desierta. Hoy se va desertando más lentamente que
de costumbre. Alguna voz y algún silbido se oyen a lo lejos. Nada que hacer. La
rutina, el domingo, se rompe únicamente para los pocos que pueden ir a Misa por
la mañana, cincuenta, más o menos, en toda la cárcel. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Las
gaviotas pueblan el tejado del sociocultural. La niebla cierra todavía más el
campo de visión. Frío, oscuridad… da la impresión de que se acerca una
tormenta. Comienza a llover.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 17:30
Nos hemos quedado sin luz. Se han disparado las alarmas y el generador se ha
puesto en marcha. Menudo modo de llover, parece que diluvia. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Acabo de
escribir a mi compañero de curso. En este momento me inquieta la tormenta. Creo
que estamos seguros pero... ¿a quién le importaría la desaparición de unos
cuantos reclusos? Se ve que todavía siento amor por la vida. Esto debe ser
buena señal. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">19:45 No ha
parado de llover. He escrito a mi ex compañera de instituto y a un primo que
vive en Francia. He solicitado también, por instancia, el vis a vis para el 8
de abril y autorización para traer un televisor y un radio-cd. Falta que nos
llamen para la medicación. Ya han hecho el recuento. Y así se va el domingo.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-62710454706110241202013-03-31T04:04:00.000+02:002013-03-31T04:04:51.419+02:00Diario (51) 29 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 11:10 Acaban de repartir la
medicación. He lavado el chándal, hecho limpieza en la celda y desayunado. Me
han entregado el resguardo autorizando las llamadas telefónicas en respuesta a
la instancia del día 26. ¿Dónde ha ido a parar el del día 20? Misterios de los
centros penitenciarios. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Me
acabo de llevar un pequeño susto al ver que ni nombre no aparece en la lista de
comunicaciones. El <i>hijo del Cabo</i> me
asegura que no tiene importancia. Si mi familia ha solicitado comunicar me
llamarán igual a locutorios. ¡Eso espero!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Supongo
que hoy no podré celebrar Misa. El capellán tiene una salida programada con
algunos internos. Van a Tui, A Guarda y Baiona. Rezo el breviario y hago la
meditación en la celda.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
día vuelve a ser gris. Ha llovido toda la noche y a primera hora de la mañana
parecía diluviar. Esta es una de las zonas más lluviosas de España. Habrán
elegido el lugar para ver si así se lavan nuestros pecados. Bueno, mejor esto
que morirse de calor. Esta noche, como viene siendo costumbre, me he despertado
en numerosas ocasiones. Me da la sensación de que mi interno de apoyo está
hasta las narices de tener que aguantarme en su celda. Creía conocerlo pero
confieso que parece otra persona. Hay momentos en los que se muestra cercano
pero, la mayoría del tiempo, marca distancia. En fin, estoy deseando ver a la
familia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 13:50
Me han llamado a comunicar y he podido hacerlo: mis padres, hermana y cuñado.
Coincidimos en que el capellán nos parece un poco alarmista en alguna
apreciación. Mi hermana me insiste en que siga escribiendo a las niñas porque
les hace muchísima ilusión recibir mis cartas. Les hablo de traerme la
televisión y un radio casete. Todavía debo informarme sobre cómo hemos de hacer
para que me lo autoricen. También tengo que enviar una instancia autorizándolos
para que les entreguen la maleta y cds que me retuvieron en ingresos. Hemos
concretado un vis a vis para el martes 8 de abril. Mis padres me han dicho que
mi compañera de instituto les ha dado 80 € para que me los ingresen en peculio.
A ver si, con el tiempo, puede venir a verme a locutorios. También me cuentan
que el abogado de Madrid les ha causado buena impresión y que les ha dicho que
quiere venir a entrevistarse conmigo. No ha concretado su minuta pero ha
hablado ya de que puede ascender a cinco millones de pesetas (¡treinta mil
euros!). Creen que es importante que lleve mi caso porque es penalista y está
en Madrid, donde se presenta el recurso de casación. Me dicen que las
concentraciones de apoyo se dejarán de realizar, aunque me parece intuir que el
abogado de Madrid no está muy de acuerdo con ello –apreciación subjetiva mía-. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 14:15
Me tomo un café y la medicación. El <i>hijo
del Cabo</i> y el <i>Segundo </i>me explican
cuáles son los pasos a seguir para que me puedan traer televisor y radio. Una
vez que los dejen en ingresos debo dar autorización escrita a través de
instancia para que me retiren del peculio el importe de la revisión de los
aparatos. El <i>hijo del Cabo</i> me dice
que no cree que me autoricen la radio, que me harán encargar una por demandadero.
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 16:15
He echado una siesta. Me despiertan los gritos de entusiasmo de los internos
que salen corriendo para practicar el deporte rey. Aquí hay pasión por este
deporte, por verlo, oírlo o jugarlo. Cada sábado, los autorizados, salen al
campo con verdadera ansiedad, con hambre de juego. Parecen transformarse en
chicos de colegio que estuvieran en una liga cuya meta les concediera un gran
premio. Parecen correr hacia la libertad, con ímpetu, con ilusión, con miles de
energías acumuladas para poder derrochar. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> No
me gusta el fútbol. Quizás porque en el seminario era casi tan obligatorio ver
o jugar un partido como el cumplimiento del precepto dominical. Hubo una época
en la que le he llegado a tener tirria a ese deporte. Recuerdo bromear al
respecto de este juego y decir que me parecía una solemne tontería que
veintidós hombres corran tras una pelota para luego darle una patada mientras
los espectadores, acalorados, discuten o llegan incluso a la pelea por éste o
aquél equipo. Lo único animado era ver las disputas y enojos que acababa
pagando el árbitro de turno. No entiendo mucho a los aficionados al futbol.
Darían cualquier cosa por su equipo, por asistir a un partido, por conseguir el
autógrafo de un jugador o estrechar su mano. Los hay, incluso, de los que se
gastan lo que no tienen por asistir a un encuentro que es televisado, que
recorren cientos o miles de quilómetros, que se enfadan con su vecino o
compañero porque no es de su equipo, que comienzan la semana amargados por una
derrota de un equipo en el que no juegan. Sí, soy un personaje peculiar y
extraño a quien no le gusta el deporte rey. Menos mal que ahora vivimos otras
épocas. En algún tiempo esto era motivo de suspicacias y sospechas. <i>“Este niño ha salido rarito”</i> –se
comentaba-. Se te miraba casi con desprecio y había quien se alejaba de ti como
si fueras a contagiarle una extraña epidemia. Fútbol y hombría parecían
entonces ir de la mano. A todo macho le tenía que gustar y debía pertenecer a
un equipo. De lo contrario lo que se ponía en entredicho era tu hombría.
Pasabas a formar parte de una especie poco común y peligrosa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Curiosamente,
con el tiempo, he pasado a ser <i>“aficionado”</i>
de un equipo. Siempre del contrario al de mi interlocutor. He comprendido que
para opinar sobre futbol no es necesario tener ni la más remota idea. Ni
siquiera hace falta ver un partido para poder llevar la contraria al forofo de
turno y conseguir llegar a una discusión. Basta con que digas, más o menos, <i>“menudo partido el de ayer”</i> para que tu
interlocutor ya siga la conversación sin necesidad de que digas nada más. Si
han ganado, es que son los mejores. Si han perdido, es que les han robado el
partido. Ay, el deporte rey. Desde que eres bien niño se te regala ya un balón
y un equipamiento de fútbol, el de quien te lo proporciona. Cuántos padres
sueñan con que su hijo, el día de mañana, les saque de la situación en la que
viven dando patadas a un balón. De sueños e ilusiones también se vive. Eso sí,
pobre niño si no le gusta el fútbol, porque comienza ya su conflicto generacional.
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Nunca
me había planteado escribir un diario. Sin embargo, desde que he llegado a
prisión, no ha pasado un día en que no escriba algo. Confieso que me gusta. Escribiendo,
además de conseguir distraerme, el tiempo se me va más aprisa. Además consigo
mantener despiertas las neuronas y, aunque sólo momentáneamente, me olvido un
poco del asunto que me ha traído hasta aquí. Compagino la escritura con la
lectura y la oración. Bueno, también con la limpieza del módulo, de la celda y
de mi ropa. Lo único que me preocupa de mi inclinación a la escritura es que
pueda volverme huraño. Me encierro horas y horas en la celda y me comunico poco
con los demás. Soy un charlatán nato pero aquí las conversaciones no son
demasiado interesantes: futbol, delitos, leyes, injusticias, el tiempo que
resta para cumplir condena o salir de permiso… El tema estrella, por supuesto,
las mujeres o, más bien, determinado aspecto de lo que se puede o desea hacer
con ellas. Que si me he tirado a no sé cuántas, que si qué pena que no podamos
tener a ésta, que si hace ya mucho que no mojo… Reconozco que ninguno de ellos
ha hecho promesa de celibato pero…parecen unos obsesos que sólo tuvieran una
cabeza, y no precisamente sobre los hombros. Algunos están deseando que llegue
el domingo para poder ver a las mujeres que van a Misa. Una motivación muy poco
sobrenatural. Sí, esto es la cárcel. Y, por si fuera poco, alguno de los
funcionarios es todavía más obseso que cualquiera de los internos. De vez en
cuando, desde el centro de control, ponen películas X en el canal de vídeo.
¡Alfalfa para los burros! ¿Pasan hambre? Démosle más motivos para recordárselo.
Menos mal que estoy en la enfermería, no quiero imaginar cómo será una noche de
esas en cualquier módulo. Y, después, dicen, los que necesitan tratamiento y
reinserción son los presos. ¡Viva la reeducación!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">20:10 Acaban
de repartir la medicación. La tarde ha sido completita. Aunque no he podido
celebrar la Misa he rezado el breviario, el rosario e hice la oración mental.
Aproveché también para escribir un par de cartas. Se oye un televisor. Otra vez
fútbol. Bueno, mejor eso que otras cosas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¡Vivir el
presente y vivir el amor! Sobre estos temas he hecho hoy la oración. Tratar de
no fugarme de la realidad que vivo ni mirando al ayer con nostalgia ni pensando
en un futuro de ensueños. Vivir el hoy, aquí y ahora, y actualizar en él el
Amor inmenso de Dios.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No dejo de
preguntarme por qué ha querido Dios que vuelva a esta prisión. He ido a pasear
por el pasillo de la planta de abajo. Lo hice sin apartar la vista, todo lo
contrario, del interior de las celdas por las que iba pasando y que tenían la
puerta abierta. Me inundó una inmensa sensación de lástima, de tristeza. En una
de ellas, recuerdo, administré la absolución sub conditione al <i>chatarrero.</i> En otra vivía un joven que
terminó ahorcándose en la ducha. Al ir pasando me daba la sensación de estar
viendo una de esas escenas en las que se ven hospitales del tercer mundo acogiendo
a víctimas de una catástrofe. Celdas sucias, desordenadas, malolientes… con inquilinos enfermos y de aspecto similar al de
su celda. ¿Enfermería? ¿Y la higiene y atención? El piso en el que estoy, en
comparación, es un hotel de cinco estrellas. ¡Señor, también aquí hay
desigualdades! ¿Qué hacer? ¿Cómo subsanarlo? Al ver semejante panorama no puedo
sentirme abandonado de la mano de Dios. Siento que soy un privilegiado. ¿No
podemos hacer nada por dignificar esas vidas? ¡Son hijos tuyos, como yo! Ut vídeam! </span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-26992571910845243502013-03-30T01:18:00.001+01:002013-03-30T01:18:48.994+01:00Diario (50) 28 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A última hora de ayer, justo
antes de que nos chaparan, me llamaron a control. Tenía dos cartas, de mi
hermana y de mis sobrinas. A la mayor le han dicho que me he ido de viaje a
Barcelona y que tardaré en regresar. Rompió a llorar. Mi hermana tuvo que tranquilizarla
y la invitó a escribirme.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Mi
hermana me habla de las gestiones que están realizando para mi defensa y del
apoyo que reciben de mucha gente. Menciona a mi compañero de curso y a mi ex
compañera de instituto y les llama, junto a mi padre, <i>“los tres mosqueteros”</i>, por la labor que están llevando a cabo. También
me deja claro que no se ha creído mi <i>“actuación”</i>
del sábado en locutorios, cuando les decía que todo iba muy bien. Me anima a
luchar y a mantenerme alerta. Quiere que aproveche el tiempo y me dedique a
estudiar. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> ¡Cuántas
gracias he de dar a Dios por mi familia y por estos amigos! Tengo la sensación
de no haber sabido aprovechar mi tiempo en corresponder a su cariño. Cuánto
tiempo, incluso dinero, en agasajar a otras personas que decían quererme pero
que han demostrado que su cariño era endeble y fugaz. ¿Aprenderé de una vez la
lección?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ayer
leía una frase que me llamó tremendamente la atención: <i>“¡Qué espantosa esterilidad la de descubrir, a la llegada de la muerte,
que hemos sido el bufón de muchos, pero que los más nos despreciaban a la misma
hora en que nos admiraban, aplaudían o rociaban de incienso!”.</i> Al menos he
tenido la suerte de no tener que esperar a la hora de la muerte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Nueve
días en prisión. Muchos, de quienes esperaba al menos una palabra de aliento,
ni siquiera se han molestado en ponerme dos letras. Cuando la vida nos sonríe,
¡cuántos turiferarios a nuestro alrededor! Cuando nos da un palo, el olor a
incienso ya no es de honor, gloria y alabanza, sino de muerte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Aceptar
la realidad, la dureza de la vida, y luchar. Tengo, al menos, la suerte de no
estar solo. No están todos los que creía que estarían. ¡No importa! De los
errores se aprende y de las caídas nos levantamos. ¡Duele!, pero nos
levantamos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ha
hecho falta que lo que tantas personas que me quieren me decían, me lo dijese
una psiquiatra: <i>“es usted un ingenuo”.</i>
Viene a mi mente otra frase que leí el pasado 24 y que me impactó: <i>“En el amor hoy ya sólo creen los santos y
unas cuantas docenas de niños, de ingenuos o de locos”.</i> Bueno, pues si he
sido ingenuo creyendo en el amor, he de renovar el propósito de creer en él
como santo. <i>Ut vídeam!<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 11:45
Llueve y todo es silencio. Alguna gaviota revolotea ahí afuera pero sin
atreverse tampoco a romper el silencio. Hoy me he levantado sobresaltado por el
ruido que producía un generador. Al faltar la electricidad se pone en marcha.
Después de recoger la medicación y de tomarme un café subí a mi celda. Estuve
colocando fotografías en mi tablero. ¡Cuántos recuerdos! Al menos rememoro en el pensamiento lo vivido. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 13:30
He celebrado la Santa Misa y prolongado la acción de gracias. El capellán me ha
contado hoy que alguien ha telefoneado al Obispo diciendo ser de su pueblo y
trabajar para instituciones penitenciarias. Le comentó que doce funcionarios
habían denunciado que el Obispo, mi abogado y sabe Dios quién más, estaban
organizando protestas contra los funcionarios de esta prisión por mi
encarcelamiento y que, por tanto, solicitarían mi traslado. El capellán, junto
con el subdirector, ha investigado para averiguar si se había producido alguna
denuncia o si se me había propuesto para ser trasladado. ¡Totalmente falso!
Nada de nada. ¿Quién puede atreverse a semejante historia? ¿Cómo llamar al
Obispo para contar tales patrañas? Parece de novela. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
capellán, me cuenta, se ha puesto en contacto con mi compañero de curso y mi
abogado. Harán lo posible, de inmediato, para que dejen de celebrarse
manifestaciones a mi favor y se procure, así, eliminar mi nombre, cuanto antes,
de los medios de comunicación. Sospechan que algún familiar de los
denunciantes, molestos por todas las noticias a mi favor, haya sido quien
moviese estos <i>“extraños hilos”</i>. Por
lo visto, también mi padre le ha comentado al capellán que alguien había
asegurado que me iban a trasladar a Canarias. Se empeñan en especular que
detrás de toda esta situación hay una <i>“mano
negra”, </i>alguien que sabe dónde pisa y que hilos mover, alguien que está
detrás de mi proceso y ha venido a por mí desde un principio. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Pese
a todo lo que me cuenta, el capellán me insiste en que parece que las aguas
retornan a su cauce y que, aquí, en prisión, hay tranquilidad con respecto a
mí. ¿Increíble todo esto? ¿Quién, Señor? Como tantas veces he pensado y
repetido a lo largo de estos dos últimos años: ¡la realidad supera la ficción!
¿Quién quiere hacerme tanto daño? Y, sobre todo, ¿por qué? <i>“Nada hay oculto que no llegue a descubrirse”. Ut vídeam!<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">14:10 Ha
habido recuento. He comido un pedazo de pizza. Hice la colada y la he puesto a
secar. Es la hora de la siesta y el silencio vuelve a reinar. Por fin me ha
llegado la autorización para telefonear. Al momento de entregármela pedí para
llamar. Me saltó el contestador. Ya es mala suerte. Me consuela saber que al
ser viernes mañana podré comunicar con la familia en locutorios. ¡Bendito sea
Dios! ¡Qué semana!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">17:30 Me falta
rezar el rosario. Hoy el cielo está encapotado, gris, no para de llover y hace
frío. Igual de gris parece sentirse mi alma. Me llaman por megafonía. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 20:53 Me reclamaban para entregarme la
correspondencia, tres cartas, un sacerdote, una ex feligresa y un ex alumno.
Las he respondido ya. He puesto el chándal a remojo y estoy preparado para
trasladarme a la celda de mi interno de apoyo. Estoy contento porque mañana es día de comunicación. </span></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-69251981544524973972013-03-29T03:00:00.000+01:002013-03-29T03:00:51.762+01:00Diario (49) 27 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 10:24 Me he tomado ya dos cafés.
He estado con el educador, en el economato. Hemos hablado de uno de los
sanitarios y del piso de mi hermana. Frente a ella vive un funcionario que, por
lo visto, quiere vender su piso porque lo trasladan de centro. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
limpiado el pasillo y las salas comunes, he recogido la ropa que lavé ayer, me
he dado una ducha y me he afeitado. Espero ya al capellán. Hoy el día está
oscuro y se siente el rugido del aire entre las puertas y ventanas. Produce ese
sonido tan típico de vendaval en las pelis de terror. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> La
prisión está despierta. Las mañanas son muy distintas a las tardes. El silencio
se rompe por los gritos de los internos de otros módulos, por los carros que
pasan hacia la cocina, por quienes están destinados para la realización de
distintos trabajos o tareas. Se oyen martillos golpeando piedra. También los
grifos, indiscretos, delatan a quienes aprovechan para asearse a esta hora.
Frecuentemente la megafonía se pone en marcha y después de un <i>“din-don-din”</i> se oye la voz de un
funcionario llamando a alguien a la oficina, a control o para cualquier otro
evento. Lo más común es que llamen al <i>griego</i>
para que les lleve café o cualquier otra cosa del economato.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> La
techumbre de la prisión es metálica. Al hacer viento se produce una auténtica
escandalera. Da la sensación de que, de un momento a otro, todo se irá por los
aires. Hoy no hay gaviotas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 11:25
He rezado el oficio d lecturas, laudes y hora intermedia. He hecho la oración.
De labios de Tertuliano vienen unas palabras de consuelo para todo encarcelado:
<i>la oración cristiana “no coloca un ángel
para apagar con agua el fuego”. El incendio que me quema sigue ahí. Su fuego
trata de devorarme día a día para poder dejarme reducido a cenizas. No “cierra
la boca de los leones”. Siguen hablando y hablando. Sus bocas abiertas amenazan
con triturarme vivo y despedazarme. No “lleva al hambriento la comida”, “ni
deja ningún sufrimiento”. No se nos ahorra ninguna desdicha. Hemos de sufrir
como cualquier otro. Sin embargo, nos “enseña la paciencia y aumenta la fe”,
nos predispone a conocer lo que el Señor tiene preparado para quien padece por
Él y se mantiene fiel.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 12:40
Por fin ha venido el capellán y me ha acompañado para celebrar la Santa Misa.
He estado un buen rato dando gracias. Me ha traído dos cartas. Una de ellas con
un remitente que no tengo ni idea de quién es. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Sigo
sin poder telefonear y, creo, con el funcionario que está hoy de guardia la voy
a tener clara. Es el que el día 21 no me dejaba salir a celebrar ni acompañado
del capellán. Comprendo que tienen sus normas pero el mismo capellán afirmó que
éste estaba <i>“por joder”</i> ya que,
siempre que llama a alguien de un módulo para que se acerque a hablar con él,
lo autorizan a ir. Aprovecho para entregar al capellán la instancia que redacté
ayer solicitando autorización para llamar a casa, a ver qué pasa. Me cuenta que
tiene programada una salida con internos para el próximo sábado y que de Madrid
le ha llegado la lista excluyendo a cuatro. Los cuatro extranjeros y de los que
cuando salen de permiso son acogidos en el piso de Pastoral Penitenciaria.
¿Órdenes de Madrid? ¿Casualidad? ¿Racismo puro y duro? ¿Ganas de fastidiar al
capellán? Cosas de los Centros Penitenciarios.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 14:30
He comido: fabada. Al menos me ha calentado el cuerpo, lo que no viene nada mal
aquí. Cuando me dirigía al comedor, alguien me preguntó si los evangelistas
eran católicos. Durante la comida descubrí el motivo. Uno de los internos ha
puesto en el tablón un anuncio de reunión de evangélicos para el próximo sábado.
Alguien le preguntó que si venía un pastor y respondió que él mismo ejercería
sus funciones. Se hace un poco de cachondeo con el tema. Un interno se dirige a
mí para decirme <i>“te van a quitar el
puesto”. “Antes </i>–respondo-<i> </i> <i>tendrían
que habérmelo dado, ¿no?”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i> </i>En el
economato sigue la querella sobre los evangélicos. Un interno afirma tener
permiso de la directora de la enfermería para que se celebre la reunión
sabatina. Una enfermera le pregunta sobre sus ideas y éste, aunque exaltado, da
cuenta del recado y le habla de San Pablo y la conversión. Uno de los internos
encargados del orden en el módulo, el “Segundo”, quiere cerrar los chabolos.
Cuando alguien le recrimina por su prisa invitándole a esperar porque se está
hablando de la Palabra de Dios, le responde: <i>“yo la Palabra de Dios la escucho donde la tengo que escuchar, no aquí”.
</i>Cuestión zanjada. Nos retiramos cada uno a nuestras celdas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 17:45
He dormido la siesta, rezado las vísperas y el rosario. Sale el sol. En el
patio del módulo de enfrente unos internos juegan al balón. Son jóvenes y
ágiles. Da la sensación, desde aquí, de estar en la ventana de un edificio
viendo a cualesquiera jóvenes jugando al futbol. Si alguien los observara fuera de este lugar
no caería en la cuenta de que son reclusos. Su aspecto externo no es distinto
al de cualquier joven de barrio que pudiera estar haciendo lo mismo ahora. Lo
único que quizás pudiera llamar la atención es que casi todos llevan el pelo
muy corto. Observándolos, es imposible adivinar la causa que los ha convertido
en convictos. No tienen cara de asesinos, ni de ladrones, ni de violadores…tienen,
simple y llanamente, cara de hombres jóvenes. ¿Qué distingue a un delincuente?
¿Qué es lo que un juez ve en nuestro rostro para poder sentenciar, sin miedo a
equivocarse, que hemos delinquido? Pruebas de cargo. ¿Si no las hay? ¿En qué se
diferencia mi palabra de la palabra de quien me acusa? ¿Cómo saber escudriñar
quién es el que miente?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En
la vista en la que se solicitaba mi inmediato ingreso en prisión se aludía a mi
peligrosidad. En otras ocasiones, a mi personalidad delictiva. Sin embargo,
ninguno de los peritos, psicólogos y psiquiatras que me han reconocido, han
hecho referencia alguna a esos supuestos rasgos caracterizadores de mi
personalidad. Al contrario más bien. Sólo fiscal y acusación, además de algún
portavoz de las familias de los jóvenes que me denuncian, afirman tal cosa.
Pero… ¡aquí estoy!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En
estos ocho días he recibido nueve cartas. Se me invita a la esperanza, se me
anima a seguir luchando, se me recuerda que soy inocente y que han cometido una
injusticia conmigo. En la edición de la Voz de Galicia, del lunes 24 de marzo, se
puede ver una fotografía en la que aparece una mujer con una pancarta en sus
manos en la que se lee: <i>“justicia para un
inocente”. </i>En titulares se subraya: <i>“Los
vecinos de Baredo reclaman la libertad del párroco encarcelado. La mayoría de
la parroquia lo considera inocente y cree que la Justicia se equivoca”. </i>La
crónica relata que <i>“un nutrido grupo de
vecinos…portando numerosas pancartas y carteles”</i> fueron coreando <i>“Edelmiro encarcelado, tribunal equivocado”,</i>
<i>“lo que han hecho es una injusticia” </i>y
gritos similares. Es la tercera concentración que se produce desde que se
conoció la sentencia condenatoria. Ya en 2001, cuando me encarcelaron como
preventivo, se reunieran en un pueblo cercano a éste en el que se encuentra la
cárcel, más de mil personas. Entonces, en los días que pasé aquí, recibí más de
500 cartas. Ni una sola contenía reproche alguno sino palabras de ánimo y
confianza absoluta en mí. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 19:12
Uno de los sanitarios acaba de subir a visitarme. Me dice que llamará a mi casa
y a la que fue mi compañera de instituto para tranquilizarlos y me invita a no
preocuparme por mi situación aquí, que deje pasar el tiempo. Cree que, en
realidad, a quien tratan de <i>“joder”</i>
no es a mí sino al capellán, a quien apodan <i>“el
subdirector eclesiástico”.</i> Parece que no son pocos los que le tienen
ojeriza porque es capaz de conseguir lo que otros no pueden o no saben. Me
invita a mantenerme con ánimos y me cuenta unos chistes que no se pueden
transcribir. Es tan buena persona como bruto contando chistes. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 20:00
Han repartido la medicación. El sanitario me da una caja de antigripales que, enseguida,
llevo a la celda del <i>hijo del Cabo.</i>
Hoy tampoco he tenido correspondencia. Confieso que me entristece pero debo
pensar que será lo normal. Esta vez pesa sobre mí una condena de 15 años,
¿quién va a querer escribirme?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Ya
espero a que vengan a chaparnos. Antes, claro, debo irme a la celda de mi
interno de apoyo. Octavo día. Una semana desde mi ingreso y desde el sábado sin
poder hablar con mi casa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> “Non nobis, Dómine, non nobis, sed nómini tuo
da gloriam”</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Reina de la
Paz, ruega por el mundo en guerra</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Reina de las
familias, protege a mi familia y amigos</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Reina de la
misericordia, ten compasión de mí y de mis compañeros presos.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-51741700607210839612013-03-28T02:16:00.001+01:002013-03-28T02:16:59.116+01:00Diario (48) 26 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 9:45 Ayer, antes de que nos
chaparan, el <i>hijo del Cabo</i> me invitó
a jugar una partida a la Play. Tiene una en su celda. Fue un pequeño ratito de
entretenimiento y distracción que me sentó bien. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Esta
mañana han venido a buscar el televisor que me habían prestado. Era de un
brasileño al que le acaban de conceder la libertad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Llueve.
Me he duchado, desayunado, limpiado el <i>chabolo</i>
y tomado la medicación. Nos llaman por megafonía para ir a cobrar el peculio:
35 €. Espero que me lleguen para toda la semana. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Sigo
sin noticias sobre la instancia que redacté para que me autoricen a telefonear.
Me dicen que lo normal es que la respondan al día siguiente o a los dos días.
Lo ofrezco al Señor y ¡sólo Él sabe cuánto me cuesta no poder comunicarme con
mi familia!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En
una de las cartas que recibí ayer, mi compañero de curso me envió un recorte
del Correo Gallego: Cartas al director, 22/03/03. Han mutilado el texto
original pero, al menos, lo han publicado y se entiende lo que se quería afirmar.
Es curioso que en una sociedad democrática que presume de libertad de expresión
se trasquile un escrito a conveniencia de determinado redactor. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 12:35
He rezado el oficio de lecturas, laudes, hora intermedia y he hecho la oración
personal. Celebré la Santa Misa y estuve largo rato dando gracias. El capellán
me cuenta que ha estado con mis padres. Les ha dicho que había problemas y han
reaccionado bien. En esta ocasión no me dan carné de destino y sólo puedo salir
del módulo cuando el capellán o un funcionario me acompañen. Además, el
capellán se ha enterado de que algún o algunos funcionarios han denunciado en
Madrid mi situación de <i>“privilegio”</i>
en prisión. ¿A qué llamarán situación de
privilegio? El capellán me insiste en que guarde silencio, pase desapercibido y
que no se oiga mi nombre por ningún lado.<i>
“Fiat…, ecce…, magníficat…”<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 16:14
El silencio, de vez en cuando roto por las gaviotas, es mi compañero. Todo parece
en calma y, sin embargo, es como si una gran tormenta estuviera a punto de descargar.
Hace frío. Me he quedado dormido un buen rato y el frío me ha calado hasta los
huesos. Comienzan a oírse grifos de otras celdas. Alguna de las puertas
comienza a abrirse y se oyen pasos lejanos. Por el pasillo alguien camina con
cautela. A las 16:28 se empieza a oír alguna voz. Se vuelve a poner en marcha
la rutinaria vida del lugar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 17:30
He hecho la colada, rezado las vísperas y el rosario. Observo por la ventana de
mi celda. En uno de los patios de un módulo se ven internos paseando. Van de un
extremo al otro del patio en pequeños grupos de cuatro o en pareja. A otros se
les ve charlando animadamente junto a la puerta. Ha comenzado a llover. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Cuando
era niño me llamaba la atención el ver a alguien paseando si hacía el mismo
recorrido una y otra vez de un lado a otro.
Pensaba que estaría loco. En prisión quizás a todos nos falte un poco de
cordura, pero tampoco queda otra alternativa, si se quiere andar, más que la de
recorrer el mismo camino sobre los mismos pasos. Como en los patios, en los
pasillos o galerías de la enfermería también se pasea de un extremo al otro,
una y otra vez, un día y otro. Un modo, probablemente, de restar ansiedad y de
sentirse en movimiento…aunque sea a ninguna parte. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> La
mayor parte de mi tiempo transcurre en mi celda, pegado a un libro, a una
oración, a un papel y a un bolígrafo. Pienso en la historia particular y
concreta que puede haber traído aquí a cada uno. La sociedad, las leyes, los
jueces… creen que aquí es donde debemos estar, todos juntos, apartados de ese
mundo, guardián de bienes y tesoros, que no somos merecedores de poseer.
Apartados, para no contaminar, para no desprestigiar, para no destruir la
maravillosa convivencia que reina en el mundo exterior. Aquí estamos los
renegados, los expulsados, los exiliados de la sociedad que nos vio nacer, nos educó, nos aportó sus
valores, nos enseñó sus reglas… ¿Qué es lo que he hecho mal? Aquí estoy, como
un transgresor de las normas, como un peligroso desestabilizador del orden,
como un delincuente. Menos mal que creo en Dios, en una historia de salvación,
en un sentido y una razón de ser para cada uno y para cada situación. Es lo que
me mantiene vivo, lo que permite que siga encendida en mí una tenue luz de
esperanza, amor, verdad y justicia. <i>Ut
vídeam!<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">19:35 Acaba de
pasar el recuento y mis compañeros están cenando. Una jornada más que ha
pasado. Todavía han de llamarnos para la medicación. Aprovecho a escribir otra
instancia solicitando autorización para telefonear a mi familia. Mañana se la
entregaré en mano al capellán. Hoy no he
tenido correspondencia. No ha venido el sanitario que esperaba y no he podido
pedirle antigripales. Me han reventado los labios y me han salido herpes.
Supongo que es consecuencia de haber tenido fiebre. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="EN-US">“Non nobis, Dómine, non nobis. </span>Sed nómini tuo da gloriam”</span><o:p></o:p></i></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-39089328803591528022013-03-28T00:25:00.000+01:002013-03-28T00:27:16.659+01:00Diario (47) 25 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i> <span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> “Bendita Tú entre las mujeres”<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 11:15
“<i>Fiat”.</i> ¡Que se haga la voluntad del
Padre! Después de haber dormido en la celda de mi interno de apoyo me traslado
a la mía, donde me pongo el traje de faena, mi chándal. Una vez he desayunado y
tomado la medicación, me dedico a barrer y a pasar la fregona al pasillo y a las
dependencias comunes del piso en el que estoy. Aprovecho para limpiar también
mi <i>chabolo.</i> Una ducha, me cambio y a
la espera del capellán.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
educador viene para explicarme que no puedo estar solo. Le expongo que duermo
en la celda del interno de apoyo. Me pregunta qué tal sigo y baja. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <i>“Fiat”</i> –hágase-. Mi sexto día de
prisión. Hoy, la Virgen de la Cela recorrerá engalanada, de fiesta, las
pequeñas calles del pueblo hasta el cruceiro. Santísima Virgen de la Cela,
ruega por mí y por todos los encarcelados. Santísima Virgen de la Cela, ruega
por mi familia y por las familias de los encarcelados. Santísima Virgen de la
Cela, protege y cuida a tus hijos de Baredo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 12:45
He celebrado la Santa Misa, rezado el oficio de lectura, laudes y hora
intermedia. Me he quedado dando gracias mientras el capellán celebraba. Después
me ha contado que ayer ha estado con el Obispo. Le comentó que quería venir a
verme pero que le aconsejó que de momento no lo hiciera. Me subraya que se ha
ofrecido para todo lo que pueda necesitar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Aunque
estoy a la espera de la resolución del recurso, en prisión me tratarán como si
estuviese condenado. Me observarán los primeros meses: cómo reacciono, si
colaboro, etc. Me ha señalado el capellán que el primer mes es el más
importante pues a partir de ahí decidirán. Le hablo del pequeño lío que tenemos
con las celdas y me indica que tratará de hacer algo. El que no me dejen
telefonear, piensa, es sólo para fastidiarme. <i>“Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> 17:40
He roto el ayuno. He ido a comer. Lentejas mezcladas con no sé qué tipo de
verduras. Sin grasas ni carne. Estaban buenas. He tomado también un antigripal
aunque ya me encuentro mejor. A ver si comienzo a coger el ritmo de esta nueva
vida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Sé
que está mal y que no debería ser así pero, confieso, me aburro. He terminado
de rezar el breviario y el rosario, me he dormido una pequeña siesta y…aquí
estoy. Sin poder telefonear, solo en la celda, vienen a mi pensamiento mi
familia, mis amigos, esta situación en la que me encuentro… ¡Cuánto tiempo para
pensar! <i>Domine, ut videam. </i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Recibo
cuatro cartas y me apresuro a responderlas. Uno de los auxiliares de biblioteca
me pide que le preste 10 €. Mañana cobra y me asegura que me los devolverá.
Parece de fiar, ya veremos. Sigo sin poder telefonear e imagino que mamá estará
preocupada pues desde el sábado no sabe de mí. Santísima Virgen de la Cela
guárdamela, protégemela, cuida de toda mi familia y amigos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Fin
de la jornada y traslado a la celda de mi interno de apoyo. <i>“Fiat”</i></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-85614115970953744962013-03-27T02:32:00.000+01:002013-03-27T02:32:23.218+01:00Diario (46) 24 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Víspera de la fiesta de la
Anunciación, fiesta, en la que fue mi parroquia, de la Virgen de la Cela.
¡Cuántos recuerdos! Ayer hizo dos años que se presentó la denuncia contra mí. <i>Domine, ut videam!<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Esta
noche he dormido fatal. Me tomé por la mañana unos antigripales –Rimagrip complex-
que me trajo el <i>hijo del Cabo</i>.
También me ha conseguido una manta. Menos mal, porque la celda de noche parece
una nevera. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 10:45 ya he desayunado, tomado la medicación, rezado parte del breviario y
realizado limpieza en la celda sin que mi interno de apoyo opusiera
resistencia. Un verdadero milagro esto último. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Un
funcionario que habitualmente hace sus guardias en Vigo y que sube algún día a
la semana ha venido a visitarme. Muy atento conmigo se me ha ofrecido para lo
que pueda necesitar. Me ha comentado que en la prensa sale publicada la noticia
de la manifestación de ayer en mi apoyo. Intentaré conseguir un periódico. Hay
funcionarios que son excelentes como personas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Hoy
sudo a mares. Creo que tengo fiebre. Sigo con la sensación de mareo. Espero no
ponerme más enfermo aquí. Era lo que me faltaba. Por mi pensamiento no dejan de
pasar mis padres, mi hermana y mi cuñado, mis sobrinas, mis amigos… Lo cierto
es que me alegra saber que tengo a tantas personas que me quieren y apoyan.
Creo que puedo saber ahora, de verdad, quienes son amigos y quiénes
no. Al menos algo bueno tenía que salir de todo esto. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Sigo
con mi ayuno voluntario. Lo ofrezco al Señor por los internos, por mi familia,
por la paz en el mundo, por la iglesia, por los sacerdotes y las vocaciones
consagradas…, también por mi propio caso. Cinco días ya en prisión y sobrevivo.
<i>“¡Gracias, Señor! En la soledad de mi
celda siento que estás conmigo. Yo solo no podría con todo esto. Sigue
llevándome de la mano”. <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 11:30 se entrevista conmigo la médico directora de la enfermería. Me dice
que tratará de reubicarme a una celda en la que pueda estar solo. Me pide que
colabore durante unos meses para ver cómo va todo. Si no fuera bien, aunque no
es su intención, me advierte, me trasladarían a otro módulo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 14:20 estoy ya en mi nueva celda, la 35. Ya la he limpiado y he instalado
mis cosas. El que hasta ahora fue mi interno de apoyo me ha dejado una taquilla,
así que tengo dos. El <i>hijo del Cabo </i>me
ha traído un televisor y me lo ha conectado. El <i>Cabo</i> –que ya no es el padre de ese chico sino el entrenador y
auxiliar del capellán- me ha preguntado que a qué espero para empezar a comer.
Su tono suena a recriminación y me advierte que médicos y funcionarios están
pendientes. Quizás mañana rompa el ayuno. No quiero malentendidos. Le digo que
cuente conmigo para lo que haga falta: limpieza o lo que sea necesario. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Por
primera vez me veo solo en una celda. ¡Dios me asista!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Recibo
la visita de mi abogado en locutorios. Viene a ponerme al día. Mis padres
quieren que mi caso lo lleve un penalista de Madrid. El abogado de Vigo
quedaría, así, en un segundo plano, como codefensor. Mi padre, mi compañero de
curso y la compañera de instituto que sigue de cerca mi causa se han trasladado
a la capital para entrevistarse personalmente con él y hablar de honorarios. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 19:00 el funcionario me entrega dos cartas y me advierte que debo dormir en
la celda de mi interno de apoyo. Me explica que la psicóloga me tiene
clasificado con protocolo de suicidio y debo estar acompañado. Guardo silencio
y obedezco aunque en mi interior hay un estallido de rabia. No hay quien
entienda nada aquí. No se aclaran.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-80086307551478679192013-03-26T22:02:00.000+01:002013-03-26T22:02:55.636+01:00Diario (45) 23 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A las 12:00 he celebrado la Misa
y me acerco a la biblioteca para ver si hay algún periódico. El más reciente es
de 19 de marzo. Un funcionario, amigo de dos profesores del instituto en el que
impartía clases, ha venido a presentarse y a ofrecerse para lo que me pueda
hacer falta. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Me
siento sudoroso y mareado. Creo que tengo algo de fiebre. Al ver tanta gente en
el pasillo esperando para entrar a la celebración de la Misa dominical, me he
puesto nervioso y me he sentido incómodo. Es mi cuarta jornada aquí. No me
acostumbro al ambiente. Me siento francamente mal. <i>Domine, ut videam!<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">De regreso a
Enfermería solicito autorización para telefonear. En un primer momento la
funcionaria me deja hacerlo pero, sólo unos segundos después, me advierte que
todavía no ha llegado la respuesta a mi instancia y debo colgar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estoy
pendiente de las noticias en la TVG. Nada sobre la manifestación de apoyo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sigo sin
apetito y sin comer. Ofrezco el ayuno al Señor. Me han enseñado que la penitencia
y el ayuno le son gratos aunque, por momentos, dudo ya que se fije en mí o que
me tenga en cuenta.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El día se ha
oscurecido, llueve y tengo frío. Aún no me han dado una manta. Ayer no avisaron
por megafonía para el reparto de medicación y hoy nos llaman a las 13:30. Después
me tumbo sobre la cama pero no logro conciliar el sueño. El tiempo parece
haberse detenido. Hoy, al menos, todavía no he llorado. Mi interno de apoyo sigue distanciado de mí,
no sé qué es lo que realmente piensa. Por las noches se muestra más cercano
pero de día apenas habla. Estoy deseando que me trasladen a una celda en la que
pueda estar solo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">A las 17:50
estoy solo. Debí quedarme dormido y me despiertan las gaviotas. ¡Qué tristeza!
Esta mañana alguien me señalaba al pasar. Utilizaba un tono irónico, como si se
alegrara de verme entre rejas y, a pesar de conocerme, no se dirigió a mí para
saludarme. Este mundo en miniatura guarda incontables secretos para mí. Presiento
que en esta ocasión podré descubrir muchos y que la decepción va a ser
tremenda. De momento me dejan andar un
poco a mi aire, sin que apenas nadie se meta conmigo, pero tengo la sensación
de que no será por mucho tiempo. Algo me dice que mi situación aquí pronto va a
cambiar. Poner buena cara, callar, escuchar…es lo que trato de hacer. Mi
desahogo es éste, escribir. Mi bolígrafo y mi papel son mis únicos confidentes,
los partícipes de mis sensaciones personales, de mi visión sobre este mundo que
me parecía conocer un poco y que desconozco por completo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">21:00 Noticia
del <i>Telexornal</i> de la TVG: </span><i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“más de 500 expedientes disciplinarios en
los institutos de ESO. Los profesores pierden autoridad y es el colectivo que
sufre más bajas por depresión. Alumnos cada día más conflictivos por tener que
estar obligatoriamente escolarizados hasta los 16 años”.</span><o:p></o:p></i></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-31438526416426349682013-03-26T13:15:00.000+01:002013-03-26T13:15:56.729+01:00Diario (44) 22 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Comienza un nuevo día. Éste trae
consigo la ilusión de poder ver a mi familia, aunque no sea más que a través de
un cristal de los locutorios. A las 10:30 he desayunado, tomado la medicación,
me he duchado, afeitado y vestido para la ocasión. Quiero que mi apariencia sea
buena y que me vean alegre por fuera, aunque la tristeza me devore por dentro.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Es
sábado, por lo que se intuye que el día será tranquilo. Espero a que llegue el
capellán para poder celebrar la Santa Misa. Sigo la lectura del libro de José
Luis Martín Descalzo, <i>Razones para la
alegría</i>. Podría parecer puro
masoquismo leerlo en esta situación pero, al contrario, me ayuda a
sobrellevarla. A las 11:10 ya he rezado, además, el Oficio de lectura y Laudes
y he hecho la oración personal. La mañana se me hace eterna. Deseo ver a los
míos. En la celda todo es quietud. El silencio únicamente lo rompen los
graznidos de las gaviotas. Me traen consigo el recuerdo del mar, del inmenso
océano que se abre ante nosotros invitando a la esperanza ante un horizonte
abierto. Aquí, rodeado de montañas, el
mundo parece acabarse en ellas. El mío, como el de cualquier preso, parece concluir
todavía antes, en el interior de este recinto entre rejas. Aunque los sentidos
quieran engañarme quiero ver más allá de las rejas y de las montañas. Las
gaviotas son señal segura de que hay más mundo del que ahora me rodea. ¡Qué
largo se hace el tiempo!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Por
fin ha llegado el capellán. Su auxiliar viene a buscarme y me acompaña a la
capilla para que pueda celebrar la Santa Misa. Después de la celebración el
capellán me hablará de los <i>“problemas”</i>
de mi ingreso: que mi <i>interno de apoyo</i>
y el <i>Cabo</i> quieren traer para el
economato de enfermería a un amigo suyo, que hay funcionarios que quieren que
se me traslade de prisión, que la directora de enfermería está dispuesta a
darme un plazo para ver cómo se desenvuelven las cosas… Me recomienda colaborar
en lo que pueda y ser muy prudente con internos y funcionarios, procurando ser
discreto y no hablar mucho.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 12:00 llega el tan esperado momento de poder comunicar en locutorios con mi
familia: mis padres, hermana y cuñado. Los encuentro de buen humor. Supongo
que, como yo, hacen el esfuerzo para que la situación sea lo menos embarazosa
posible. Mi hermana me pide que les escriba a las niñas, se llevarán una
alegría. Le pido a mamá que haga un esfuerzo por salir y no quedarse metida en
casa. A mi padre le digo que utilice mi coche. Mi cuñado me quiere enviar un
discman pero le advierto que, de momento, es mejor esperar porque ponen
bastantes dificultades para todo. Les dejo caer que el capellán me ha hablado
de un posible traslado para que se vayan haciendo a la idea si sucede. Me
preguntan por el interno de apoyo y se dan cuenta de que las cosas no son como
cuando estuve preventivo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Mañana,
me indican, habrá una manifestación de apoyo en la que ha sido mi parroquia.
Hay carteles anunciándola y se espera una numerosa participación. El tiempo
ahora se pasa a una velocidad increíble. Sin apenas darnos cuenta llega el fin
de la comunicación. Se apaga el telefonillo y nos despedimos pegando nuestras
manos al cristal. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Los
he encontrado aparentemente tranquilos, resignados. Mamá me pide que rece y
papá me recuerda que el mundo no se acaba, que cuando se cierra una puerta,
otra se abre. Bromeo y le digo que aquí eso sí es cierto. Has de esperar a que
se abra cada una de las puertas para que, inmediatamente, se vaya cerrando a tu
paso. ¡Tengo una familia excepcional! ¿Se puede pedir más?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> El
Obispo ha telefoneado a casa para decir que esta semana estará muy ocupado,
pero que procurará venir a visitarme en cuanto pueda. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Por
la tarde no nos dan la medicación. Me siento con la cabeza en el aire pero no
sé si se debe a esto último o a que ya llevo tres días sin comer ni cenar. Sigo
sin apetito. Escribo a mis sobrinas, a mi hermana y a tres amigos más. Rompo a
llorar así que decido rezar la hora intermedia, las I vísperas y el rosario. Sigo
leyendo <i>Razones para la alegría. <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Son
las siete cuando comienzan a llegar mis compañeros. Los sábados acostumbran a
jugar al fútbol. Mi interno de apoyo apenas cruza una sola palabra conmigo. Sí,
ciertamente ha cambiado. El <i>griego</i> me
dejó la llave del economato por si algún funcionario o personal sanitario
llamaban para tomar café. No hubo ninguna incidencia. Una tarde tranquila.
Tiempo para rezar, dormir, llorar…y dar demasiadas vueltas en mi cabeza a los
últimos acontecimientos de mi vida. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 20:30 estamos ya <i>chapados. </i>Hago
el propósito de ir mañana, domingo, al comedor. No me faltan ganas de iniciar
una huelga de hambre pero…para qué valdría. Ofrezco al Señor mi ayuno, puede
ser un buen modo de iniciar este tiempo de prisión que promete ser largo, muy
largo y complicado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Domine,
ut videam!</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-28128920551124749602013-03-25T16:12:00.000+01:002013-03-25T16:12:56.109+01:00Diario (43) 21 de marzo de 2003<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> La noche anterior, una vez <i>chapados</i> en la celda, el interno de
apoyo me pidió perdón por el frío recibimiento. Se disculpó diciéndome que no
contaba conmigo y que no supo cómo reaccionar. Hoy me deja una taquilla libre y
una mesa para que pueda organizar mis enseres. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Me
he despertado en varias ocasiones. El interno de apoyo me ha dicho que no he
parado de hablar en voz alta mientras dormía. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> A
las 12:00 celebro la Santa Misa. El funcionario de guardia me puso dificultades
en un primer momento para dejarme salir del módulo sin una autorización escrita
pero, finalmente, accedió. La psicóloga me entrevista brevemente. Me pregunta
si soy inocente y por qué estoy en la Enfermería, ya que aquí, dice, se limitan
mis actividades. Le señalo que llevo dos años con tratamiento psiquiátrico por
depresión. El funcionario me avisa de que la trabajadora social me espera. Me
abre una ficha de datos y me reitera la misma pregunta que la psicóloga, por
qué estoy en enfermería. Me indica que si necesito algo he de solicitar su
asistencia a través de una instancia y que al estar pendiente de la resolución
del recurso al Supremo no se me puede catalogar para permisos ni grado. Sospecho
que a algunos no les sienta bien que me hayan ingresado en este módulo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Esta
mañana, después de desayunar en el economato y hablar con un educador, subí a
la celda y me puse a leer <i>Razones para la
alegría. </i>Me siento, en esta ocasión, más preso que en la anterior. Aunque
no sea firme, hay una condena. Muchos de los reclusos que había conocido están
ya en libertad o a punto de conseguir el tercer grado. Alguno se ha ahorcado.
La mayoría son nuevos. Presiento que me va a costar adaptarme a la situación. A
los internos que ya conozco los he encontrado envejecidos. Ha pasado un año y
cuatro meses desde mi estancia aquí, pero da la sensación de que hubieran
pasado muchos más años. Solo en la celda oigo a las gaviotas. El tejado está
invadido por ellas. ¡Cómo ha cambiado la prisión! Funcionarios, internos,
normas… no es la misma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> He
solicitado permiso para telefonear pero todavía no ha llegado la respuesta a mi
instancia. Me preguntan a quién voy a llamar y acceden a mi solicitud. Por fin
puedo hablar con mis padres unos minutos. Mi hermana sigue con fiebre y mamá
está muy preocupada. Dice que mañana vendrán a verme.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Escribo
mis cuatro primeras cartas: al Obispo, al abogado, a mi compañero de curso y a
mi compañera de instituto. Después leo y me quedo dormido un rato. Rezo el
rosario, voy a por la medicación y llega la hora del <i>chape</i>. Tampoco hoy he podido comer ni cenar nada. No tengo apetito
ninguno. La única noticia que me ha llegado del exterior es que estamos en
guerra contra Irak. Aunque mi interno de apoyo tiene un televisor, no me atrevo
a encenderlo si él no está. No quiero incordiarle ni romper demasiado su
intimidad. Bastante es ya que tenga que tenerme como inquilino. A las 20:30 el
economato ha cerrado y estamos ya en las celdas. “Domine, ut videam”.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-57729574345806109912013-03-25T14:04:00.000+01:002013-03-25T14:11:33.371+01:00Diario (42) 20 de marzo de 2003<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> Al llegar a prisión me recibe el capellán.
A quien primero me encontraré de mis antiguos compañeros de prisión preventiva será
al </span><i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">licenciado</i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">, destinado ahora en el
módulo de Ingresos. </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Su sorpresa al verme
es enorme y lo primero que me dirá será: “¿</span><i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por
qué no huiste? En Costa Rica tenías mi casa”</i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">. Sí, me había ofrecido su casa
de allá pensando que no me hicieran justicia. Hoy puedo decir que no fue la
única </span><i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“oferta”</i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> que había recibido.
Para mí no tenía sentido aceptar ninguna pues creía, ¡qué ingenuo!, que la
verdad vería la luz.</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> En
Ingresos el mismo protocolo que la vez anterior: fotografía, toma de huellas,
revisión de equipaje. Ya me conocen. Un funcionario me desea suerte. El <i>licenciado</i> pasa un rato conmigo mientras
no llega el capellán para acompañarme a Enfermería. El siguiente sorprendido
será el <i>griego</i>. De camino a la misma
celda que ya había ocupado en mi anterior estancia me encuentro con el <i>hijo del Cabo</i>, quien me da un abrazo y
dos besos. El que había sido mi <i>interno
de apoyo</i>, sin embargo, me recibe con una frialdad que me asusta. Pronto me
entero de que habló con el capellán y con el que ahora es nuevo <i>Cabo</i> de Enfermería porque no quiere
compartir celda. ¡Qué palo!</span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">
<div style="text-align: justify;">
Una
pequeña <i>“tertulia”</i> con el capellán y algunos
internos en la capilla. Quienes me conocen no se alegran de verme y me saludan
con afecto y desean suerte. A las 18:30 me entrevisto con la doctora. Me
dispensará un dormicum para que la noche no sea demasiado larga.</div>
<div style="text-align: justify;">
No
he podido telefonear. Mi hermana y las niñas estaban con fiebre. Sólo he podido
despedirme de ella por teléfono antes de mi ingreso. Con las niñas no me he
atrevido a hablar. He solicitado a través de instancia poder hacerlo mañana. No
he comido ni cenado. He roto a llorar y me preocupa la reacción del <i>interno de apoyo</i> y del nuevo <i>Cabo.</i> Este último, en cuanto me vio, me
espetó: <i>“¿Qué coño haces aquí?”.</i> Eso
mismo me pregunto yo. Creo que el primero ve peligrar su intimidad y el segundo
su destino. Era el <i>entrenador</i> y
ahora, además de <i>Cabo</i> de Enfermería,
está destinado como <i>auxiliar del
capellán.</i> Tengo la impresión de que mi nueva estancia en prisión nada
tendrá que ver con la anterior como preso preventivo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ha
comenzado de nuevo mi vida carcelaria. Uno de los internos es de una de las
parroquias donde he ejercido mi ministerio y me saluda muy amigablemente. La
mayoría son nuevos, no los conozco. Como me ha recomendado el capellán, tendré
que aprender a ganármelos.</div>
<div style="text-align: justify;">
El
aspecto externo de los patios de acceso a los módulos ha cambiado. Las paredes
están decoradas. Ya no sólo se puede ver el mural del Puente de Rande sino también
otro del Parador de Baiona, de la Casa Consistorial de Pontevedra, de la
iglesia de La Peregrina y el famoso Cruceiro de Io. En el economato siguen
pegadas a la pared dos estampas que le había dado al <i>griego</i>: de San José y de la Santísima Virgen.</div>
<div style="text-align: justify;">
En
la celda, sobre distintas mesillas, hay también estampas de la Virgen y de
santos –alguna de las que yo mismo le había dado a mi interno de apoyo-. Las
taquillas están ocupadas así que dejo mi ropa en mis bolsas de viaje y en la de
basura que me entregaron en Ingresos al no dejarme pasar una de las maletas –por
razones de seguridad-. Me retuvieron también siete cds con archivos sobre mi
causa. Son las 20:45 cuando me dejo caer sobre la cama. Un terrible día en mi
vida. Siento tambalearse mi fe y una vez más he de repetir con cierta
desesperación <i>“Domine, ut videam!”.</i><br />
<i><br /></i>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiCCTr_PryOnbbJZoPkGkkEuTCW0_san7bVr_T_jGvZFOP9WBNk_OH3lVNIjCHxVqbGd-yuBWAOf2huxG8MVvdC65pH6mfuZ6U0CkGQshvTvtmO7L0WYYMb8GjJs3xLLokvB7XUCQYCUY/s1600/Imagen+101.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiCCTr_PryOnbbJZoPkGkkEuTCW0_san7bVr_T_jGvZFOP9WBNk_OH3lVNIjCHxVqbGd-yuBWAOf2huxG8MVvdC65pH6mfuZ6U0CkGQshvTvtmO7L0WYYMb8GjJs3xLLokvB7XUCQYCUY/s320/Imagen+101.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgI2sudhkDMcmbh6Wmf61kv3bOY8pZxsTUWLzqiC9FmlnC3v3apqfheUerB-JSadKHEZJ2G1Q3oa7dzfceVFqMnqF2GU0FRgQresOLyf0SJI4JDv0-6lI5K5agBOwDyLYNBBSLlldBOXUk/s1600/Imagen+102.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgI2sudhkDMcmbh6Wmf61kv3bOY8pZxsTUWLzqiC9FmlnC3v3apqfheUerB-JSadKHEZJ2G1Q3oa7dzfceVFqMnqF2GU0FRgQresOLyf0SJI4JDv0-6lI5K5agBOwDyLYNBBSLlldBOXUk/s320/Imagen+102.jpg" width="320" /></a></div>
<i><br /></i></div>
</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5682167964728519074.post-4623901217109307852013-01-02T16:03:00.000+01:002013-01-02T16:03:56.643+01:00Reflexión (12) Volver a empezar<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Al
estrenar el nuevo año 2013, la letra de una canción de Pablo Alborán me invita
a escribir esta <i>“nueva entrada”</i> en mi
blog. Lo comparto sin estar muy seguro de que pueda o no interesar, pero es lo
que me sugiere en este momento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <i>“Volver
a empezar de cero contigo o sin ti, volver a empezar de cero de nuevo estoy
aquí”</i>. Me quedo con lo de volver a empezar. Lo de empezar de cero, la
verdad, no sé si es posible o, incluso, recomendable. De cero empezamos cada
mes algunos comerciales, porque los objetivos del pasado ya no nos sirven para
el presente; de cero empezamos cada mes, también, los que apenas rondamos los
mil euros mensuales para subsistir; de cero empiezan seguramente aquellas
personas que han tenido que sufrir una terrible enfermedad que les ha hecho
perder la memoria y algunas de sus principales capacidades… Los demás, incluso
aquellos que hemos perdido honra, profesión, capacidad económica y años de
vida, no empezamos propiamente de cero. Y creo que es mejor así. Porque toda
experiencia, también las traumáticas, nos enseñan y capacitan para seguir
viviendo y conforman nuestra propia historia personal. El pasado, siempre y
cuando no nos empeñemos en resucitarlo o en vivir de él, nos puede servir de
ayuda en el presente y de cara al futuro. Quizás si rememorásemos más la
historia y nuestra propia historia, cometeríamos menos errores. Insisto, sin
querer regresar a ella. Alguno, con buena intención, me pregunta si no me
gustaría seguir ejerciendo el ministerio sacerdotal. Eso, me guste o no, es
historia y ya no regresará. Hurgar en el pasado, no; despreciarlo, tampoco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sí, al comenzar el nuevo año renuevo
el propósito de volver a empezar. Siempre, por difíciles que sean las
circunstancias, podemos empezar de nuevo. Recuerdo en una visita en locutorios a
una abogada que me decía: <i>“no se
preocupe, ya verá como usted resurgirá de sus cenizas como el Ave Fénix”.</i>
Es cierto que, a veces, estas frases hechas nos producen malestar al oírlas,
pero no menos cierto es que tienen su parte de estímulo y verdad. No así otras.
Recuerdo la de un amigo, hace no mucho tiempo, que me decía: <i>“no ates las manos de Dios”. </i>Se refería
a que no tomara decisiones sobre mi futuro. ¡Caramba! ¿Se le puede atar las
manos a Dios? ¿Y qué es lo que ha estado
haciendo entonces hasta ahora? En fin, prefiero no dar rienda suelta a mis
pensamientos sobre este tema.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sí, volver a empezar contigo o sin ti.
Hay personas que se cruzan en nuestra vida sin que signifiquen demasiado y
otras que se convierten en referente y que le dan un sentido nuevo. Pero puede
suceder que también estas últimas desaparezcan porque la vida nos las arrebate,
porque no sepamos conservarlas a nuestro lado, porque nos hayan abandonado… Si
se han ido quedémonos con lo mejor de cada una de ellas. Y si nos han hecho
daño, si no somos nosotros quienes debamos arrepentirnos de cómo las hemos
tratado, sigamos adelante con el convencimiento de que son ellas las que deben
cambiar y no nosotros. ¡Qué mal me sientan esos <i>“consejos”</i> de que hemos de cambiar para que no nos hagan daño! ¿Por
qué dejar de ser buena persona si es la otra la que ha abusado de tu bondad?
¿Por qué recomendar a quien es bueno que sea malo? ¡Que se arrepientan los que
actúen mal, no quienes han dado su confianza, su lealtad, su cariño…a quien no
supo <i>“utilizarlos”</i>! Y si pudiéramos recuperar a alguien a quien
hemos alejado, si vale la pena, intentémoslo, pero sabiendo que el tren que
cojamos ya no será el mismo, sino otro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Volver a empezar contigo o sin ti. Incluso
puede ser que para un creyente, para quien ha puesto toda su confianza en ese
Tú que llamamos Dios, éste llegue a <i>“desaparecer”</i>
de su vida porque ya no lo perciba, no sienta su presencia, no descubra su acción
en ella. ¿Perdería sentido, aún así, la voluntad renovada de volver a empezar?
Yo creo que no. Es San Juan de la Cruz, el místico español, quien nos habla de
la <i>“noche oscura del alma”.</i> ¡Cuántas
veces podemos tener esa experiencia en nuestra vida de noche oscura! Y, sin
embargo, es él mismo quien puede después exclamar <i>“¡Oh noche que juntaste Amado con amada, amada en el Amado
transformada!”.</i> Y es que del dolor, del sufrimiento, del fracaso, de la
oscuridad…también puede surgir la luz. Hace muchos años ya que una frase me
impactó: <i>lucha como si Dios no existiese,
pero sabiendo que existe. </i>¡Sí! Y yo me atrevo a decir aún más. Aunque no
existiese, aunque lo que nos hubieran enseñado sobre Él no fuesen más que
palabras bonitas, ¿no valdría la pena luchar por un mundo mejor, un mundo en el
que el referente fuese el amor? A mí me bastaría el hecho de que Jesús, de
carne y hueso, fuera mi referente y modelo. Sé que la teología dice que si Él
no resucitó vana es nuestra fe. Pues bien, aunque no lo hubiera hecho, y no
dudo que sí ha resucitado, tendría sentido para mí su enseñanza y ejemplo. <o:p></o:p></span></div>
<span style="line-height: 115%;"><div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 115%;"> Aunque muchas veces no
tengamos más opción que conformarnos con lo que la vida nos da, aunque la
oscuridad y el silencio de la amarga soledad se hagan presentes demasiadas más
veces de las que quisiéramos, os invito a que siempre renovemos la voluntad de
volver a empezar. Al estrenar el nuevo año es lo que a todos y cada uno de mis
amigos y lectores os deseo. </span></div>
</span>Unknownnoreply@blogger.com5