“Bendita Tú entre las mujeres”
11:15
“Fiat”. ¡Que se haga la voluntad del
Padre! Después de haber dormido en la celda de mi interno de apoyo me traslado
a la mía, donde me pongo el traje de faena, mi chándal. Una vez he desayunado y
tomado la medicación, me dedico a barrer y a pasar la fregona al pasillo y a las
dependencias comunes del piso en el que estoy. Aprovecho para limpiar también
mi chabolo. Una ducha, me cambio y a
la espera del capellán.
El
educador viene para explicarme que no puedo estar solo. Le expongo que duermo
en la celda del interno de apoyo. Me pregunta qué tal sigo y baja.
“Fiat” –hágase-. Mi sexto día de
prisión. Hoy, la Virgen de la Cela recorrerá engalanada, de fiesta, las
pequeñas calles del pueblo hasta el cruceiro. Santísima Virgen de la Cela,
ruega por mí y por todos los encarcelados. Santísima Virgen de la Cela, ruega
por mi familia y por las familias de los encarcelados. Santísima Virgen de la
Cela, protege y cuida a tus hijos de Baredo.
12:45
He celebrado la Santa Misa, rezado el oficio de lectura, laudes y hora
intermedia. Me he quedado dando gracias mientras el capellán celebraba. Después
me ha contado que ayer ha estado con el Obispo. Le comentó que quería venir a
verme pero que le aconsejó que de momento no lo hiciera. Me subraya que se ha
ofrecido para todo lo que pueda necesitar.
Aunque
estoy a la espera de la resolución del recurso, en prisión me tratarán como si
estuviese condenado. Me observarán los primeros meses: cómo reacciono, si
colaboro, etc. Me ha señalado el capellán que el primer mes es el más
importante pues a partir de ahí decidirán. Le hablo del pequeño lío que tenemos
con las celdas y me indica que tratará de hacer algo. El que no me dejen
telefonear, piensa, es sólo para fastidiarme. “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.
17:40
He roto el ayuno. He ido a comer. Lentejas mezcladas con no sé qué tipo de
verduras. Sin grasas ni carne. Estaban buenas. He tomado también un antigripal
aunque ya me encuentro mejor. A ver si comienzo a coger el ritmo de esta nueva
vida.
Sé
que está mal y que no debería ser así pero, confieso, me aburro. He terminado
de rezar el breviario y el rosario, me he dormido una pequeña siesta y…aquí
estoy. Sin poder telefonear, solo en la celda, vienen a mi pensamiento mi
familia, mis amigos, esta situación en la que me encuentro… ¡Cuánto tiempo para
pensar! Domine, ut videam.
Recibo
cuatro cartas y me apresuro a responderlas. Uno de los auxiliares de biblioteca
me pide que le preste 10 €. Mañana cobra y me asegura que me los devolverá.
Parece de fiar, ya veremos. Sigo sin poder telefonear e imagino que mamá estará
preocupada pues desde el sábado no sabe de mí. Santísima Virgen de la Cela
guárdamela, protégemela, cuida de toda mi familia y amigos.
Fin
de la jornada y traslado a la celda de mi interno de apoyo. “Fiat”
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