Una lluvia de crónicas periodísticas
se ha desatado a raíz de conocerse que la Audiencia ha decretado mi libertad
bajo fianza. Uno de los periódicos me sorprende particularmente cada día con
noticias que no se sabe de dónde proceden. El sábado veinticuatro da voz a un representante
de la familia de los denunciantes, un tal "Ricardo
Gómez", quien me acusa de ser "una persona muy fría, sabe lo
que hace y hay informes médicos que mencionan su doble personalidad con
inclinaciones delictivas". ¿Quién es el tal Ricardo y a qué informes
médicos puede referirse? Bastaría para refutar esta acusación lo que el mismo
informe pericial, de veinticuatro de septiembre, que se ha llevado a cabo en
las diligencias de este caso, concluye: "no refiere antecedentes de consulta
y/o tratamiento psicológico o psiquiátrico, ni circunstancias que lo
motivaran, (...) los resultados de la aplicación del cuestionario de
personalidad MMPI, no ofrecen indicadores de trastorno mental invalidante.
Puntúa significativamente por encima de la media..., perfil que corresponde a
una persona sensible con intereses estéticos, idealista y que reacciona de
forma depresiva ante las dificultades". Tal acusación sólo puede ser respuesta a la "indignación"
que las familias de las supuestas víctimas sienten ante mi libertad.
También habla el mismo periódico de
una supuesta "investigación" abierta en Fornelos y Cangas. Es
singularmente llamativo que se indique este último lugar cuando ni siquiera
pertenece a mi Diócesis, por lo que no habría podido desarrollar allí mi
actividad ministerial ni educativa. En el Auto de diez de octubre, en que la
Juez instructora respondía a mi defensa, se afirma: "...con relación al
comportamiento del Sr. Rial, se contiene en el escrito de recurso que
"ninguna falta, ni tacha alguna, se ha observado en el ejercicio pastoral
ni docente, ni en este último destino ni en los anteriores", y que en
consecuencia, se puede concluir "que su conducta fue siempre intachable y
modélica, como se acredita por la certificación emitida por el Obispado de
Vigo, del que dependía eclesiásticamente", -Es cierto que dicha
certificación obra en la causa, y que en la misma, además del historial
profesional del Sr. Rial se asegura la inexistencia de antecedentes o noticias
referidas a él similares a la que motiva la presente causa penal. A este
respecto, sobra tal acreditación, pues no le cabe duda a esta instructora que
si los superiores del ahora procesado hubiesen tenido conocimiento o noticia
en el pasado de la posible existencia de este tipo de situaciones, habrían
actuado en consecuencia tanto en el ámbito eclesiástico como en el penal.
Precisamente porque tales implicaciones no constan, el procesamiento se decreta
únicamente por los hechos ocurridos durante su destino en las parroquias que
fueron objeto de la denuncia iniciadora del presente procedimiento y que
han sido la razón de esta investigación"
Será el mismo rotativo, el día veintiséis,
quien tenga que desmentir que exista un portavoz por parte de la familia: "La
credibilidad dada al supuesto portavoz... tenía como único fin ofrecer la
oportunidad de expresarse libremente a todas las partes implicadas". ¿Es
ésta la profesionalidad de los periodistas? ¿El fin justifica los medios? ¿No
llegan siquiera al nivel de saber comprobar la autenticidad de un supuesto
portavoz? ¿O quizás alguien ha recomendado que se improvise un desmentido sobre
tal emisario?
El mismo noticiero hablará de una
solicitud para recaudar fondos realizada por el sacerdote que me sustituye el
sábado diecisiete y domingo dieciocho diciendo que los "vecinos de la
zona" “también han presenciado estupefactos como eran colocados...
carteles solicitando ayuda y apoyo para el cura". La iniciativa fue de los propios vecinos, ¿cómo
iban a quedar estupefactos? Y, en el colmo de lo que es no contrastar en
absoluto sus informaciones, llegan a decir “que los padres de los jóvenes
pusieron mucho empeño en aclarar la verdad antes de decidirse por la vía de la
denuncia". ¿Quién ha manifestado o ha sido vocero, esta vez, de semejante patraña?
Lovecraft, un novelista
estadounidense, decía que "el periodismo es un oficio fácil. Cuestión
de escribir lo que dicen los demás" ¡Si!, como Mme. Remusat, literata
francesa, estoy convencido de que "un periodista afirma aquello de lo
que no está seguro”. Y es que "políticos
y periodistas comparten el triste destino de tener que hablar hoy de cosas que
hasta mañana no comprenderán totalmente" (.Helmut Scmidt). En verdad,
al menos yo, llego a la conclusión de que "los periódicos siempre
excitan la curiosidad; pero nadie los deja sin un sentimiento de
desilusión" (Charles
Lamb). Me atrevo a ratificar
que más valen cincuenta y ocho días entre "delincuentes",
en prisión, que unos minutos leyendo las
noticias de algunos "profesionales"
de la información.
Otro
periódico, haciendo
alusión a la oposición a mi puesta en libertad por parte de la abogada de los
menores, responde con la afirmación de la Audiencia: "no basta la
elevada penalidad como único criterio para ponderar el riesgo de fuga",
"el peligro de desaparición de pruebas disminuye a medida que se
contemplan las investigaciones" y para valorar que cometa nuevas
infracciones no es suficiente la apreciación de genérica tendencia criminal.
Insiste en que la abogada de las presuntas víctimas afirma que "la
elevada gravedad de los hechos es razón suficiente para que el sacerdote
continúe en prisión", puede haber riesgo de fuga y "nosotros
defendemos que se han cometido doce delitos de agresión sexual". Añade
que lo más importante es ahora que "permanezca alejado de los
niños". Se sigue reiterando que he abandonado las actividades después
de que los padres presentaran las denuncias y se refiere, en esta ocasión, a "fuentes
cercanas a la investigación" para repetir que los médicos me aconsejan
"reposo absoluto". Nuevamente hablan de "las clases de
catequesis" y de "niños". La acusación predica también que "además de las
declaraciones de los niños" están "los informes periciales,
realizados por dos forenses".
El diario
da a conocer que la cantidad
fijada para la fianza ha sido ofrecida por un “conocido” y anunciará que ha sido desestimado el recurso presentado
por mi defensa contra el Auto de procesamiento. Presenta los informes forenses
como supuesto complemento a las declaraciones por parte de los menores denunciantes
y como pruebas suficientes para imputarme. Matizan que las denuncias son de
abusos, en algunos casos, y de agresión sexual en otros. Acuden a “fuentes del Obispado” para referir que
seguiré de baja y que se encuentran "satisfechos"
de que pueda vivir con mi familia. Una referencia a mi supuesto estado de
ánimo: "tranquilo, sereno y esperando que acabe lo que él considera una
pesadilla".
Este mismo día es tan "tranquilo
y sereno" el estado de ánimo en el que me encuentro que he de acudir
al médico, quien ha de atenderme de inmediato, porque mi situación es realmente
alarmante. Ha de aumentar la medicación que ya me había prescrito y me dará un volante
para que acuda urgentemente al psiquiatra. ¿No es el periódico, como afirmaba
Honoré de Balzac, "una tienda en que se venden al público las palabras
del mismo color que las quiere"? ¿No comprobamos con auténtica certeza
lo que Henry Fielding ya advertía en el s. XVIII: "un periódico consta
siempre del mismo número de palabras, haya noticias o no las haya"?
Hay un tercer diario que da cuenta regularmente
también de los sucesos. No lo hará de modo tan tendencioso como los otros dos y
ayuda, creo, a que el lector obtenga una información sobre el caso en cuestión
más completa y contrastada. En él sí se mencionan a las distintas
corresponsales, cosa que ninguno de los otros hace, y citan quiénes son sus
fuentes de información, señalando incluso sus nombres. No llama "niños"
a los denunciantes o presuntas víctimas, sino muchachos, atendiendo a sus
edades "de 15 y 16 años". La información es contrastada entre vecinos de
una y otra parroquia y no recurren a la publicación de ninguna fotografía
personal. Aunque algunos de los datos no son exactos no son tampoco relevantes
-dígase de la edad que me atribuyen o del año en que afirman que llegué a la
parroquia-. Además de una información
más objetiva, hacen una referencia a mi
estado de ánimo preguntando a una fuente de primera mano, el mismo capellán de
prisiones.
Toda una sorpresa, cuando todavía
estoy en prisión, me causará la reseña de que un vecino de una de las
parroquias del Concello de Fornelos se ha ofrecido a pagar la alta fianza
impuesta para mi libertad por parte de la Audiencia. Se llevará a cabo el
depósito en efectivo por parte de este vecino que quiere permanecer en el
anonimato. ¿Cómo agradecer tan alto gesto de adhesión y confianza? No son
pocos, además, los que tanto en las parroquias donde desarrollé mi actividad
con anterioridad como en las últimas, quieren prestar su generosa colaboración
económica. Así lo resalta este mismo diario. No puedo menos que sentirme
halagado y agradecido por estas nuevas muestras de cariño y de confianza por
parte de quienes han sido mis feligreses.
Recuerdo aquél pasaje de la Sagrada
Escritura: "no estéis preocupados por vuestra vida: qué vais a comer; o
por vuestro cuerpo: con qué os vais a vestir. ¿Es que no vale más la
vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo:
no siembran, ni siegan, ni almacenan en graneros, y vuestro Padre celestial las
alimenta. ¿Es que no valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Quién
de vosotros, por mucho que cavile, puede añadir un solo codo a su estatura? (...)
Bien sabe vuestro Padre celestial que de todo eso estáis necesitados. Buscad
primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se os añadirán"
(Mt. 6, 25-27.32-33).
Menciona también este rotativo que ha
recibido distintas llamadas de personas que asegurando ser de la parroquia
negaban que los vecinos se ofrecieran a pagar la fianza. "Esta Redacción
pudo comprobar que varias de esas llamadas eran falsas". No son las únicas que se producen.
Hay quienes están intentando de todas las maneras posibles desacreditarme,
inculparme, descalificarme... y se valen de llamadas a la Redacción de
periódicos, al Obispado, a mi domicilio familiar e, incluso, a los mismos
Juzgados.
Un artículo de un profesor universitario,
Paco Sánchez, me hará reflexionar y me tranquilizará enormemente. Anota: "¿Han
mentido alguna vez sobre usted? Seguro. Me temo que esa es una experiencia
inevitable en esta vida. (...) Quien recibe una calumnia crece una
barbaridad..." si con la herida
que provoca sabe "asumir ese dolor y traducirlo en perdón -sin
renunciar por ello a que la verdad prevalezca-". Quien lo consigue
-dice- "aprende lo más importante: a saber refinar la mierda en
dulzura. Y se vuelve cada día más humano y comprensivo".
También me
ayuda el leer el n.442 de
Forja: "Contempla y vive la Pasión de Cristo, con Él: pon -con
frecuencia cotidiana- tus espaldas, cuando le azotan; ofrece tu cabeza a la
corona de espinas. -En mi tierra dicen: amor con amor se paga"
Llega a mis manos la entrevista al que
durante tres años fue mi compañero de trabajo y hogar. Me impresiona
especialmente este testimonio en el que me define como "afable, equilibrado,
cariñoso y muy detallista". Habla también de un "plus" que supuestamente haya
tenido que pagar por ser sacerdote: "durante a instrucción fixoselle
pagar un plus por ser cura, tivo que demostrar máis que ninguén a súa
inocencia, presumíase máis a súa culpabilidade". ¿Cómo es posible que
alguien tenga que demostrar su inocencia? ¿No sería lo lógico, de sentido común
y de Derecho, que quien acusa pruebe la culpabilidad del presunto agresor?
Por fin, la
noticia sobre mi libertad, en la que se refiere que “el Obispado mantendrá por ahora en su puesto al cura” y que “la defensa pidió que se cierre el caso por «no haber pruebas
claras»”, porque “no
existen indicios racionales de acusación”. Resulta muy significativo, señala, el que "todos,
menos las familias que acusan, están con el párroco".
¡Qué distinta puede resultar la misma
noticia según quién la publique y cómo matice éste o aquél detalle! ¿No es
precisamente eso lo que lleva a muchos a hablar de “procesos paralelos” por parte de la prensa?
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